Cuando me senté por primera vez en el Edificio Original de La Iglesia Madre, me sentí profundamente conmovido. Entre los inspirados recordatorios que tiene ese edificio del eterno mensaje del cristianismo y de la Ciencia Cristiana, lo que me impactó aquel día en particular, hace años, fue este pasaje de la Biblia, grabado en la pared detrás del púlpito de los Lectores: “¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?” (Salmos 77:13).
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