Pocos serán los cristianos que han de negar que Cristo Jesús esperaba de sus discípulos de todos los tiempos que pusieran en práctica sus enseñanzas, no solamente en la curación del pecado sino también en la curación de la enfermedad. Sus palabras, según se citan en Marcos 16:17, 18, son tan significativas en los tiempos actuales como lo fueron en el momento de ser pronunciadas: "Y estas señales acompañarán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios: hablarán en nuevas lenguas; alzarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán."
Siendo así, los Científicos Cristianos han logrado resultados notables en la curación del pecado, el dolor y la enfermedad, y los siguen obteniendo.
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