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Quod erat demonstrandum

[De especial interés para la juventud]

Del número de julio de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Para ser demostrado: Que Dios es infinito, perfecto y eterno, y que el hombre es la imagen y semejanza perfecta de Dios.

Este problema confronta a todos los jóvenes de hoy. Es el problema del ser y debe resolverse mediante las enseñanzas de la Christian Science, según fueron reveladas a Mary Baker Eddy. Todos debemos, tarde o temprano, dedicarnos e esta tarea, puesto que abarca la vida misma. Esta vida encierra todo lo que es bueno, perdurable, feliz, armonioso y progresivo. Solamente a medida que resolvemos los diveros aspectos del problema, podremos encontrar la suficiencia y satisfacción que la humanidad ha buscado por tan largo tiempo.

La Christian Science descansa en el Principio perfecto. Este Principio, predominante dondequiera que sea, nos guía infaliblemente a la solución final del problema. En la página 465 de Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), por la señora Eddy, leemos: "Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor, incorpóreos, divinos, supremos, infinitos." Mediante esta notable definición, nos damos cuenta de que nuestro conocimiento de Dios constituye nuestro entendimiento del Principio, lo cual es la base de nuestro razonamiento. En consecuencia, nuestra necesidad fundamental es entender la naturaleza y substancia de Dios, la Verdad.

"La Christian Science revela la Verdad y su supremacía, la armonía universal, la plenitud de Dios, el bien, y la nada del mal" (ibid., pág. 293). Este es el punto de vista, claramente definido, desde el cual debemos trabajar. Dios, el bien, es absolutamente Todo, ahora y siempre. Todo lo que es desemejante al bien, todo lo que es imperfecto o temporal, carece de lugar o participación en la totalidad de Dios, en Su "armonía universal"; y por consiguiente no es nada, pues carece de principio, actualidad y forma. No tiene poder ni para existir ni para obrar.

Puesto que Dios, la Mente, es Todo, y el hombre es Su expresión o idea, el hombre participa de la naturaleza de la Mente infinita y sólo conoce la creación divina y perfecta. En esta ilimitable conciencia, el hombre, idea, es uno con Dios, es inseparable de la inteligencia omniactiva.

Debemos aplicar los hechos de la Ciencia a cada circunstancia o evento de nuestra vida diaria. Cuando reconocemos como real y eficaz sólo aquello que es de Dios, inmediatamente se pone de manifiesto que toda la materialidad es irreal, toda vez que es lo opuesto a la Verdad infinita e incomparable, en cada una de sus expresiones. Siendo la desemejanza de la Verdad, es una mentira. Todo lo que concierne a la materia y sus limitaciones es falso. Es una mentira respecto al universo ilimitado de Dios, que incluye al hombre. Debe tratársele bajo este punto de vista; no es una mentira personal, respecto a un hombre mortal, distinto.

Aún cuando el error, lo opuesto a la Verdad, es nada, puede parecer muy real al pensamiento humano, mal informado. La enfermedad, el peligro, la tristeza o la carestía, de hecho pueden simular que excluyen las realidades afirmadas por Dios, de las cuales son meras falsificaciones. La Christian Science demuestra que tales evidencias son mentiras o erróneas perspectivas de la vida.

A veces, situaciones similares surgen en el colegio. Al resolver un problema matemático, encontráis que se ha cometido un error. En alguna parte, un error se ha introducido. Quizá la raíz cuadrada de dos, calculada mentalmente, ha sido asentada como cinco. A pesar de que los demás cálculos estén correctos, la aceptación de un número falso, como verdadero, ha desviado toda la solución. Incapacitados para llegar a una conclusión, de acuerdo con el principio de las matemáticas, tenéis que volver sobre vuestros pasos. Utilizando la razón y el conocimiento obtenido de la experiencia, examináis cada simple cálculo y lo verificáis de acuerdo con su principio. Entonces el error es descubierto y rectificado, y como el desarrollo subsecuente es correcto, la solución necesaria es prontamente obtenida.

De igual manera, ocupados con el problema del ser, alguna vez podéis haber aceptado como verdadera una sugestión de enfermedad. Gobernado por el Principio, el hombre, a la imagen de Dios, eternamente expresa integridad. Incapacitados para obtener esta solución, debéis entonces examinar vuestro pensamiento. ¿Habéis aceptado como verdadera la sugestión de que el hombre puede ser segregado de Dios, o de que hay un poder aparte de Dios, capaz de reemplazar la salud con la enfermedad?

Es perentoria entender que no hay otro efecto que el bien, porque no hay poder aparte de Dios. En consecuencia, la sugestión de que el hombre puede enfermarse, es una mentira, y aceptarla es excluir, en creencia, la conciencia de la omnipresencia de Dios. Pero esto no derriba ni afecta de ninguna manera el Principio divino y su regla de perfección. No introduce la enfermedad en el universo de Dios. Dios es infinito, Verdad invariable, aquello que por siempre existe. La mentira jamás existe, pues la creencia de que está presente y es real, no la hacen así. Por muy severa o lenta que parezca una enfermedad, aún no existe.

"La nulidad de la nada es evidente; pero necesitamos comprender que el error no es nada, y que su nada no es salvada, sino que tiene que ser demostrada a fin de probar el algo,—sí, la totalidad—de la Verdad," dice la señora Eddy en la página 346 de Science and Health. La Christian Science demuestra que la enfermedad ha resultado de una creencia básica, errónea, y que tanto su llamada causa y su efecto, son supuestos, inexistentes. Dándoos cuenta de la nulidad del error, consultáis el Principio y aprendéis a afirmar los hechos verdaderos. El Principio, Dios, jamás ha cambiado. Abandonando la falsa creencia, aceptáis el hecho espiritual, armonioso, el cual ha permanecido inperturbable a través de los incidentes discordantes. Entonces sóis conscientemente uno con el Principio, la Mente. Reflejando el conocimiento de Dios, os regocijáis en la salud y vitalidad sin interrupción. Como Isaías dice: "Entonces sí, amanecerá, como el alba, tu luz, y brotará repentinamente el remedio de tu mal."

Notad cuidadosamente que no tuvisteis que destruir algo real. El correctivo, mediante el cual la armonía fué obtenida, vino por medio del abandono mental de un pensamiento erróneo o negativo, y la aceptación de la idea espiritual, siempre presente y positiva. No hubo ocasión alguna por tomar la ofensiva, desde un punto de vista mortal.

El reconocimiento de Dios, como Todo-en-todo, nos conserva siempre alineados con el Principio, Dios, y así excluye cualquiera creencia falsa. De esta manera estamos rechazando el sentido mortal de la existencia, volviéndonos de la mentira de la discordancia y carestía a la verdad de la armonía infinita, según es revelada en la Christian Science. Por cada falsa creencia desvanecida, a medida que resolvemos el problema de la vida, podemos anotarnos un triunfante "Q.E.D." Porque "aquello que había de demostrarse," ha sido demostrado.

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