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Oyendo a los ángeles

Del número de julio de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"!Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad!" ¡Qué canción más dulce jamás se ha oído que aquella que los pastores escucharon mientras estaban "posando a campo raso, guardando, por turnos, las vigilias de la noche sobre su rebaño", hace cerca de dos mil años! Año tras año escuchamos la narración con invariable interés.

Quizás nos extrañe que solamente los humildes pastores oyeran las "buenas nuevas", en aquella noche bendita. Allí estaban cumpliendo su deber, cuidando y guardando fielmente las ovejas bajo su cargo, y sin duda no esperando acontecimiento espiritual especial alguno. Sin embargo, su pensamiento seguramente estaba preparado, en cierto grado, para recibir el mensaje celestial. Aunque la religión de aquellos tiempos parecía consistir en gran parte de ritos y doctrinas humanas, empero, como en todo tiempo, existían personas devotas, de mentalidad espiritualizada que, como ellos, discernían el significado más alto de las Escrituras y mantenían la refulgencia de la luz espiritual. Anteriormente "un ángel del Señor" había aparecido a Zacarías, contándole que tendría un hijo, Juan, quien iría "aparejando así un pueblo preparado para el Señor", y más tarde el ángel Gabriel anunció a la Virgen María que daría a luz al santo niño, Jesús.

Sin duda había, entre el pequeño grupo de Israelitas que habitaban la Palestina en aquellos días, quienes pensaban y se ejercitaban espiritualmente de manera profunda. Y no solamente escucharon a los ángeles, sino que vieron cumplidas sus promesas, con la aparición del Mesías, por tanto tiempo esperado, en la forma del niño Jesús, de quien dijo el ángel a los pastores: "¡No temáis! pues, he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo, el cual será para todo el pueblo de Dios; porque hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el cual es Cristo, el Señor." A través de la Biblia se encuentran casos de ángeles trayendo mensajes de regocijo, consuelo y dirección a muchas personas de mentalidad espiritualizada.

A veces podemos asombrarnos de cómo y por qué vinieron los ángeles así y quienes eran. Mary Baker Eddy ha esclarecido definitivamente esta cuestión en sus escritos. En su definición de "ángeles" en el Glosario de Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), página 581, aprendemos que son los "pensamientos de Dios comunicándose al hombre". Sabemos que estando Dios siempre presente, Sus pensamientos están siempre presentes y en todo tiempo "comunicándose al hombre"; de donde se desprende que aquellos que, como los pastores, son en realidad receptivos, sí los oyen.

A nosotros, entonces, nos corresponde saber qué es lo que constituye la receptividad. Para ser receptivo a los mensajes de Dios, el Espíritu, uno debe oír espiritualmente. Todos estamos dotados del sentido espiritual—aquello que alcanza mas allá y por encima de todo pensamiento humano y toca lo divino. Y este sentido espiritual es susceptible de ser cultivado cuando se piensa en lo que es espiritual, tal como las facultades de la memoria y de la razón se desarrollan ejercitándolas. Precisamente esto es lo que las enseñanzas de la Christian Science preceptúan hoy. La señora Eddy nos dice en la página 209 de Science and Health: "El sentido espiritual es una capacidad consciente y constante para entender a Dios;" y con su enunciación de las leyes espirituales de Dios y su enseñanza de cómo aplicarlas en los asuntos humanos, ella ha habilitado a muchas personas para ejercitar y desarrollar este sentido espiritual y oír así a los ángeles, "los pensamientos de Dios", y aceptar sus bendiciones.

Por naturaleza, los niños son receptivos al sentido espiritual. Jesús dijo: "Sus ángeles en los cielos ven de continuo el rostro de mi Padre que está en los cielos." Deberíamos entonces alentar a los niños a cultivar la espiritualidad y a escuchar los mensajes celestiales. Los ángeles están siempre cerca y nosotros también podemos oírlos a medida que nuestros pensamientos se tornan más hacia Dios y las cosas del Espíritu. La señora Eddy agrega en su definición de ángeles, que estos son las "intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, pureza e inmortalidad, contrarrestando todo mal, sensualidad y mortalidad".

Una estudiante de la Christian Science se encontró amenazada de gran persecución. Buscando la ayuda de un practicista de la Christian Science, le dijo que parecía estar rodeada de demonios que la atormentaban. El practicista reemplazó esa idea con el pensamiento expresado en estas bellas palabras en la Epístola a los Hebreos: "Os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y a las huestes innumerables de ángeles." Cuando la estudiante oyó esto, pronto se dió cuenta de la verdad espiritual y fué liberada instantáneamente de los temores y la confusión que parecían hundirla. Años más tarde dijo que esta conciencia de "las huestes innumerables de ángeles" nunca la dejó; que la sostuvo y la alentó, permitiéndola en muchas ocasiones demostrar el poder y la eficacia de la Verdad para vencer la discordancia, tanto mental como física.

Para todos nosotros, estas huestes angelicales están siempre presentes, siempre cantando, siempre dirigiendo y protegiendo, y nosotros también podemos estar conscientes de su presencia, mediante el sentido espiritual. Fué mediante el sentido espiritual, muy desarrollado en su conciencia, que la señora Eddy descubrió la Christian Science y la enseñó a otros; y desde aquel tiempo "el ángel de su presencia" (Isaías 63:9) ha parecido más cercano a multitudes de sus discípulos. Ni el estrépito de la batalla, ni el ruido de la maquinaria, ni el clamor de la mente mortal pueden ahogar su voz, cuando se haya aprendido a escucharla. Nos incumbe inclinar nuestros oídos hacia el Espíritu, porque la señora Eddy dice en Science and Health (pág. 299): "Los ángeles son representantes de Dios. Estos seres, que se remontan a las alturas, nunca conducen hacia el egoísmo, el pecado o la materialidad, sino que guían hacia el Principio divino de todo lo bueno, donde se dirige toda individualidad real, imagen o semejanza de Dios. Al prestarles atención sincera a estos guías espirituales, ellos se quedan con nosotros y hospedamos 'a ángeles, sin saberlo'." De esta manera ayudaremos al cumplimiento de la profecía bíblica, tal y como aparece en las palabras del bien conocido himno en nuestro himnario de la Christian Science:

Los días pronto llegarán
Previstos mucho ha,
En que los años al correr
El tiempo aquel traerán.
Y cielo y tierra aclamarán
Al Principe de Paz,
Y todo el mundo se unirá
Al canto angelical.

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