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La Iglesia en primer lugar

Del número de julio de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Primeria Iglesia Científica de Cristo, tal y como la estableció Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, contiene dentro de sí todo lo que se considera como la organización de la Christian Science.

El concepto divino de la Iglesia abarca y estimula todas las actividades de la Christian Science. La Christian Science no existe aparte ni separada de la Iglesia. Esta Iglesia no se limita a edificio determinado, en tal o cual ciudad o ciudades. No es de carácter geográfico, ni se localiza en parte alguna. La Iglesia existe y se expresa en el entendimiento espiritual que practica las enseñanzas de la Christian Science. La Iglesia aparece dondequiera se ama la Christian Science y se le demuestra a traves de las vidas de las personas.

Lo anterior se manifiesta en la definición de "Iglesia" que encontramos en la página 583 del libro de texto de la Christian Science, Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras) por Mary Baker Eddy. Dice así: "Iglesia. La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino o procede de él.

"La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos."

¿Qué más puede haber que la infinitud, toda inclusiva, de aquello que "descansa en el Principio divino o procede de él"? La revelación básica demuestra la creación celestial en su totalidad como la expresión plena y completa de Dios, el Principio divino, contenida dentro de la integridad de Su propia omnipresencia, tal y como la Mente abarca su propia idea. La Iglesia, entendida de esta manera, eleva el pensamiento a la comprensión de la realidad divina, la verdadera creación espiritual, totalmente aparte del sentido material de la existencia; mientras que la parte subsiguiente de la definición, señala el entendimiento práctico del concepto de la Iglesia como el poder espiritual para corregir el concepto erróneo actual de la vida material.

El Manual de La Iglesia Madre establece los procedimientos que deben normar la enseñanza de la Christian Science a través de los siglos. Define el funcionamiento ordenado de la iglesia que, en la medida que se obedece y se cumple, salvará a la humanidad individual y por ende colectivamente, en un ritmo creciente de fraternidad espiritual. Tan completamente enseña la manera de cristianizar las vidas humanas, que la curación de los hombres y las naciones de allí mana, cuando la obedecen. La estructura espiritual de La Iglesia Madre se mantiene inviolable, perdurable, indestructible, presentando la palabra de la Verdad a la humanidad. De ahí que esta Iglesia, mediante sus múltiples actividades, no solamente fomenta la Christian Science, sino que la conservará para siempre con la pureza de su revelación original.

La Iglesia Científica de Cristo progresa y lleva consigo a los Científicos Cristianos. La obra espiritualmente poderosa que ellos desarrollan, al probar la nada del pecado y al sanar la enfermedad, se encuentra en la idea espiritual de Iglesia, por ella abrazada. Gran gozo les causa saber que nadie trabaja solo ni personalmente. La acción de la Iglesia es un impulso espiritualmente unificado. Toda obra de curación ayuda a los demás esfuerzos semejantes. Toda enseñanza correcta ayuda a las demás obras educativas. El pensamiento del Científico Cristiano, avanzando en escala ascendente en el campo universal, es la manifestación de la Iglesia de Dios. El Científico Cristiano mantiene su obra identificada con la única Iglesia y se esfuerza por disipar el sueño mundano del error, mediante la conciencia del poder espiritual.

Se ha dicho que la fortaleza exterior de la Iglesia Científica de Cristo radica en los afectos y la devoción de los Científicos Cristianos. ¿En qué otra parte podría encontrarse o mantenerse? Entonces, la responsabilidad de uno consiste en subyugar su propia naturaleza humana, al reflejar la Mente divina, suprimiendo así elementos mortales que estorban la marcha de la idea espiritual, la cual está aquí para alentar y salvarle. Es posible aplicar la letra de la Christian Science a alguna otra persona y permanecer aferrados a nuestras propias características humanas. Sin embargo, lo que se requiere en la actualidad para fortalecer a la Iglesia Científica de Cristo es la actividad del entendimiento espiritual, que redime al mortal de sí mismo.

Aquellos estudiantes, que desde el principio colaboraron con la señora Eddy para colocar los cimientos de la Christian Science, abandonaron sus intereses personales para dedicarse a la Causa que tanto amaban. ¡No había para ellos otro camino posible! No pidieron a la Christian Science que les ayudase en sus proyectos o carreras individuales. Si alguna vez albergaron semejantes ambiciones, las abandonaron para empezar a sanar a los enfermos. Aquellos días primitivos exigieron de los Científicos Cristianos entusiasmo y sacrificios sin límites; el establecimiento de un gran movimiento religioso los llamaba. Ahora, que tanto se ha logrado, el estudiante moderno puede sentirse tentado a considerar como un hecho consumado todos los adelantos obtenidos y aprovecharlos solamente para resolver sus propios problemas. Pero el emplear la Christian Science únicamente en beneficio propio no es la manera de fomentar una Causa. La devoción y el fervor íntimo, que iniciaron este gran movimiento para salvar a la humanidad, deben ser constantemente avivados.

La Iglesia Científica de Cristo tiene como misión el romper el mesmerismo de la resistencia carnal al Cristo. El movimiento entero de la Christian Science está venciendo la oposición mortal al reconocimiento de la nada del error, basándose en la totalidad de Dios, la Mente divina. Y esta transformación del pensamiento se lleva a cabo en la conciencia individual. ¿Algunas veces no se encuentra el Científico Cristiano dominado por la indiferencia o la apatía que obrarían en contra de su iglesia, en vez de en favor de ella?

Un caso que ilustra esta tendencia fué el de un miembro de la iglesia quien, disfrutando de un cómodo sillón, colocado frente al fuego hogareño, mientras leía un interesante libro y escuchaba la tormenta que afuera rugía, estuvo tentada, en cierta ocasión, de no acudir a la reunión de los miércoles que celebraba la iglesia esa noche. Sin embargo, aplicóse a su deber de afirmir mentalmente lo que gobierna y constituye dichas reuniones religiosas y de percibir por qué, de acuerdo con la ley divina, son tan necesarias para el progreso de la Christian Science y su obra curativa y por ende deben ser apoyadas y protegidas. Bien pronto abandonó el sillón, se fué a la reunión y allí ofreció su testimonio de gratitud y alabanza. El anhelo de crecimiento espiritual venció a la desidia y su amor a la iglesia se puso de manifiesto.

¡Por supuesto, esto no significa que en ningun caso sería justificado el ausentarse de un servico religioso o reunión de miembros! Pueden haber ocasiones en que es más indicado estar en otro lugar, atendiendo obligaciones más imperiosas. No obstante, significa que el considerer "la iglesia primero" debería ser el principal anhelo del corazón y en todo tiempo el objeto especial de oración y esfuerzo. Cuando esta actitud es la acostumbrada, se apoya a la iglesia y la mayor afluencia de sus miembros hará patente, de manera inequívoca, el crecimiento espiritual propio.

Existe un peligro especial contra el cual hay que precaverse. Es el peligro de la apatía mental, de quien podría y debería estar orando. Bien sea que esta apatía sea motivada por indiferencia natural o por un pernicioso letargo, la correspondiente diligencia espiritual debería emplearse para desvanecerla. Cuando los Científicos Cristianos perciben la naturaleza de los argumentos y circunstancias que tienden a obstruir su progreso y los extirpan, se encuentran apoyando a la iglesia por todos los medios a su alcance y en consecuencia, como resultado inmediato, recibirán las bendiciones y beneficios que la Christian Science proporciona.

Mientras exista un solo mortal que desee aprender la verdad acerca de la estrecha relación que existe entre Dios y el hombre, según lo enseña la Christian Science, la Iglesia Científica de Cristo deberá perdurar, porque es a través de esta iglesia que la Christian Science, viene al mundo y funciona en el mundo. Entonces, quien ha tomado el nombre de Científico Cristiano consagra sus oraciones, sus sacrificios, su amor y su lealtad a perpetuar todas las actividades vivificantes y estimulantes de su iglesia.

La oración que declara que Dios es el único poder que gobierna al hombre y el universo, estimula todo esfuerzo correcto. Cristo Jesús amó; suspiró por aquella Jerusalem que le odiaba y no quiso ser "recogida". Mary Baker Eddy amó tanto, que organizó La Primera Iglesia Científica de Cristo y la apoyó mediante largas horas de oración—oración que elevó a la iglesia por encima de la neblina de la mortalidad. ¿Qué tan dispuestos están los Científicos Cristianos a orar; a vencer el miasma mental de la indiferencia que pudiera impedir sus oraciones? La contestación a esta pregunta determina el progreso de la Christian Science.

Al egoísmo personal y la materialidad que tratan de apartarnos de la oración inspirada, puede uno contestar: "¡Dejadme ir! ¡Soltadme para atender los problemas grandes, para la oración dedicada verdaderamente a los eventos mundiales!" Al mesmerismo mentalmente mortífero de la mente carnal, que trata de dominar al Científico Cristiano bajo el disfraz de sus propios pensamientos, se le puede contestar: "¡Soltadme! ¡Dejad que me liberte para construir la iglesia viviente!"

El Dios que contesta las oraciones es un Dios infinito. Su presencia y poder son invocados en cada momento de oración sincera. El único camino posible de salvación para el individuo y para el mundo estriba en el triunfo del bien sobre el mal. La Christian Science revela a Dios como Todo-en-todo y por ende el error no tiene poder propio para resistir Su totalidad. Experimentar este gran hecho, aún cuando sea paso a paso, significa conocer lo que es la redención. ¡Por este sendero de luz, el Científico Cristiano camina! Su iglesia, ocupando el primer lugar en sus afectos, mantiene el camino expedito.

De la obra de la iglesia, se podrá decir, en las palabras del libro de Job: "Cuando otros son abatidos, tú dirás: ¡Hay ensalzamiento!"

De la permanencia de la iglesia, la señora Eddy escribe en su libro Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), página 383: "Los elementos de la tierra baten en vano contra el baluarte inmortal de esta Ciencia. Erguida y eterna continuará por los siglos, seguirá inmutable a través de las edades y en todo campo de batalla se elevará más y más en la estimación de los pensadores y en el corazón de los cristianos."

Para mejor consejo respecto a la iglesia, sus miembros pueden leer el poema "Laus Deo" (ibid. pág. 400), escrito por su Guía al colocar la primera piedra de La Iglesia Madre, que dice:

"Dios alabado, noche estrellada
En Su abrazo dulce no dormita;
¡Está despierta!
Como roca, en tu sitio habita
De pié, no sentada."

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