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Deseo expresar mi agradecimiento por la Christian Science y por las...

Del número de julio de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Deseo expresar mi agradecimiento por la Christian Science y por las muchas bendiciones que he recibido mediante su estudio y aplicación durante los años en que he sido estudiante de esta bella religión.

Muy especialmente siento gratitud por la protección que hace tiempo recibí, durante un accidente. Fuí arrojado de una bomba de incendios y caí debajo de un automóvil donde quedé prensado por unos veinte minutos. Durante ese período yacía en el suelo con los pies sobre el estribo de otro auto, mientras que el auto debajo del cual estaba yo, se balanceaba sobre mis piernas, otro auto y una zona de seguridad de los tranvías. Parecía como que si alguno de los autos se movía una pulgada, sería para mí imposible escapar sin lesionarme seriamente.

Inmediatamente después del accidente, y mientras aún estaba atrapado debajo del auto, tan pronto como me fué posible, llamé a un espectador y le supliqué telefonease a una señora de mi amistad y explicase en detalle lo que había acontecido. El número de teléfono que le dí era él de una practicista de la Christian Science y tan pronto como el aviso fué dado, toda sensación de temor y duda desapareció. Comprendí que estaba en manos de Dios. El mensajero le dijo a la practicista que en su opinión, una o dos de mis piernas estaban fracturadas, que sin duda estaba muy mal herido y que antes de sacarme de allí probablemente sufriría alguna rotura adicional. Inútil es decir que salí sin daño serio alguno, no obstante que costó mucho trabajo extraerme y tuvieron que emplear dos gatos hidráulicos en la maniobra.

Debido al reglamento del establecimiento donde estaba empleado, tuvieron que llevarme a un hospital donde me recluyeron durante dos semanas, bajo observación estricta. Los médicos encontraron únicamente dos costillas fracturadas y una que otra herida ligera. Durante todo ese período recibí tratamiento de la Christian Science y me recuperé prontamente de las heridas sin el empleo de medicamentos. En un corto plazo volví a mi trabajo.

Estoy muy agradecido también por haberme curado de los hábitos de blasfemar, jugar por dinero y fumar. Antes fumaba de diez a quince puros al día, y utilicé el tabaco en alguna forma todo el tiempo en que no estaba dormido, durante más de treinta años. A pesar de mis frecuentes esfuerzos por dejarlo, no me libré por completo de dicha costumbre sino hasta que me ayudó un practicista de la Christian Science.

Profundamente agradecido me siento, a Dios, a Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, así como a los amigos y practicistas que me han ayudado.

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