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Hace muchos años, mientras nuestra familia estaba de visita en una...

Del número de julio de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace muchos años, mientras nuestra familia estaba de visita en una granja, mi hijo, entonces como de diez años de edad, se cayó de un cobertizo que se hallaba en construcción y se rompió un brazo. En aquel entonces no tenía yo particular interés en la Christian Science, no obstante haber recibido una curación instantánea varios años antes. Mi esposa era practicista de la Christian Science y mi hijo acudía regularmente a la escuela dominical de la Christian Science. Algunos miembros de la familia que visitábamos, también se interesaban en la Christian Science y todos habían experimentado curaciones. El accidente sucedió como a las seis de la tarde e inmediatamente se inició el trabajo mental en la Christian Science y se continuó durante la noche, en favor del muchacho; éste sostuvo, durante todo el tiempo, que Dios podía curar el brazo.

Habíamos proyectado un viaje para el siguiente día, a una ciudad distante como noventa kilómetros y siendo que yo no estaba del todo satisfecho acerca de la condición exacta del brazo, expresé mi deseo de que se le tomara una radiografía. Al llegar, buscamos a un especialista en rotura de huesos, quien tomó la radiografía, y cuál no sería mi asombro al ver que la placa indicaba que el hueso había soldado perfectamente. Esto me convenció de que la Christian Science había hecho y podía hacer el trabajo.

El doctor aconsejó que el brazo fuese enyesado y que dejásemos al chico a su cuidado, hasta que la curación se efectuase por completo. No obstante, desde entonces fuí partidario de la Christian Science. El muchacho estaba convencido de que la Christian Science podía hacer el trabajo y en ninguna ocasión deseó recibir otra ayuda.

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