Durante los treinta años que hemos estado estudiando la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana.", nuestra familia ha recibido innumerables bendiciones. Por medio de la aplicación de esta Ciencia, hemos recibido muchas curaciones; hemos podido hacer frente a todas nuestras necesidades, y grande ha sido nuestra felicidad. Por todas estas cosas, así como por el privilegio inapreciable de haber podido tomar un curso de instrucción en una clase autorizada de la Christian Science, me siento sumamente agradecido a nuestro Padre celestial.
Quisiera relatar una cura muy notable que tuve el año pasado. El día de Año Nuevo, mientras trabajaba en una fábrica vecina, fuí envenenado por el gas monóxido carbónico que se escapaba de un motor Diesel defectuoso que funcionaba en el piso debajo de donde yo estaba. Hice un esfuerzo por descender a la planta baja para respirar el aire fresco, pero cuando llegué al pie de la escalera del piso anterior, me sentí tan sofocado que volví a subir. Uno de mis compañeros que vió como yo estaba, se dió cuenta de lo que había ocurrido y vino a socorrerme en el momento en que perdía el conocimiento. Fuí llevado a la ventana abierta más cercana y allí me sostuvieron hasta que recobré el conocimiento. Cuando pude sentarme solo, pedí que me llevasen a mi casa. Sentía dolores muy agudos y la persona que me conducía trató de persuadirme a que fuese al hospital, pero yo me negué.
Cuando llegué a casa, en seguida se le pidió ayuda a una practicista de la Christian Science. El incidente había ocurrido unos momentos antes del mediodía, y pasé varias horas en cama antes de poder explicar los detalles de lo que había acontecido, a excepción de que era el gas lo que me había hecho daño. Aunque estos casos se consideran sumamente peligrosos por los médicos, al día siguiente ya había empezado a mejorar, y cinco días después pude regresar a mi trabajo. No había recibido tratamiento alguno sino de la Christian Science.
Una semana después fuí transferido de la fábrica a un varadero que se estaba construyendo, donde mi trabajo consistía en ordenar las piezas de acero que se necesitaban para la construcción y ver que los planos se siguieran fielmente. Ese mismo día fué el principio de un invierno muy tempestuoso y frío, y durante diez días permanecí a la intemperie todo el tiempo, batido por la lluvia y expuesto al frío, sin que me hicieran daño alguno. Esta era la prueba cabal de que estaba completamente sanado.
Entre los muchos motivos que tuve por sentirme agradecido en cuanto a aquella experiencia, quisiera citar los siguientes: el hecho de que no me caí de la escalera, lo que pudiera haber resultado muy grave; el hecho de que alguien estaba cerca de mí para socorrerme cuando caí inconsciente, pues siendo ese piso dedicado al montaje de maquinarias, habían piezas sueltas por todos lados; el trabajo consagrado de la practicista, especialmente durante esas primeras horas críticas, cuando me hacía tanta falta su ayuda, y su entendimiento de la Christian Science, que le permitió aplicar la verdad sanadora con tanto acierto. Y más que todo, me siento agradecido de que, debido a la comprensión de que Dios es Amor, mi señora y yo ni por un instante tuvimos el más pequeño temor. Nunca dudamos de la eficacia de la Christian Science como agente curativo, ni vacilamos en poner toda nuestra confianza en Dios.
Repito mi gratitud por la Christian Science; por ser miembro de La Iglesia Madre y de una de sus ramas, y por el privilegio de ser útil en las actividades de esta última. Aprovecho la oportunidad para expresar el amor y gran aprecio que tengo por Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science.
Poco antes de dejar a sus discípulos, Cristo Jesús les dijo: "Y estas señales acompañarán a los que creyeren: ... si bebieren cosa mortífera, no les dañará." Yo no bebí cosa mortífera, pero sí que respiré algo mortífero, y por medio de la Christian Science pude comprobar que no tenía poder para hacerme daño.
Nueva Orleans, Luisiana, E.U.A.
