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¿Estamos orando para enriquecernos?

Del número de julio de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El novato en la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana." muy pronto descubre en el Manual de la Iglesia, la bella oración de la que se vale todo Científico Cristiano, a saber: "'Venga Tu reino'; !que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y deseche de mí todo pecado; y que Tu Palabra enriquezca los afectos de toda la humanidad y los gobierne!" (Manual de La Iglesia Madre. Art. VIII. Sec. 4).

Mrs. Eddy no solamente recomienda a sus discípulos que se valgan de estas palabras o que oren de esta manera, sino que declara precisamente que todo miembro de La Iglesia Madre tiene el deber de orar en esta forma cada día. Y puesto que la verdadera iglesia se encuentra en la conciencia y en los afectos de sus miembros, ¿será posible que el evangelio sanador esté operando en el Científico Cristiano que, dejándose adormecer, no ora diariamente para sí y para todo el mundo?

Y !qué oración tan maravillosa es esta! Analícela, parte por parte, y usted encontrará que abarca una multitud de necesidades humanas. Comenzando por las palabras del Maestro: "Venga Tu reino", aquí se expresa el anhelo, inherente a todo corazón sincero, de que toda desgracia y discordancia de la mente carnal sea reemplazada por la armonía. Luego se expresa el deseo de que se establezca en la conciencia humana "el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos." Ahora bien, si todas las mañanas uno se esforzara por percibir el verdadero significado de la palabra día, no como si fuera el transcurso de veinticuatro horas, sino como el desenvolvimiento de la existencia eterna e inmortal, !cuántos argumentos restrictivos y cuántas sugestiones de decadencia se habrían de acallar! Cuando la verdad espiritual reina en la conciencia individual, ¿no será inevitable que el pecado se tenga que desalojar? Con estos esclarecimientos, bien podemos orar de una manera consecuente para que los afectos de toda la humanidad se enriquezcan y para que el Principio divino los gobierne.

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