En cierta ocasión, Juan Bautista, el gran predicador, al saber que el pueblo se preguntaba si él era el Mesías esperado, les dijo: "Yo en verdad os bautizo con agua; viene empero aquel que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego. " La vida de Cristo Jesús, con sus múltiples demostraciones de curación, mostró claramente que el Espíritu Santo—que en el décimo cuarto capítulo del Evangelio de San Juan se denomina el "Espíritu de verdad"—estaba siempre con él.
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