La Verdad es substancia. Jesús dijo: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Es de notar que el Maestro no nos recomendó que conociéramos algo acerca de la verdad, sino que dijo claramente: "Conoceréis la verdad". Sólo el saber espiritual puede dar libertad. La verdad espiritual que sabemos se manifiesta en nuestro ser; en realidad constituye nuestro propio ser. De manera que el saber la Verdad, que es Dios, equivale a encontrar nuestra entidad verdadera como la idea de Dios. Al identificarnos en esta forma, anulamos y desechamos todo lo que sea desemejante a la Verdad. Y es por este medio que se destruye lo que no es verdad, lo que no es real, y lo que carece de substancia, o sea aquello que—por ser falsificación—no es nada.
Esta correlación entre el saber y el ser, es decir, la correlación que existe entre lo que uno está pensando y lo que uno es, explica por qué las Lecciones Bíblicas debieran ser estudiadas y asimiladas, y no simplemente leídas con ligereza sin fijarse en lo que se está leyendo. Mary Baker Eddy, al referirse a su libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", da el siguiente consejo (pág. 559): "Leed este libro desde el comienzo hasta el fin. Estudiadlo, meditadlo." En estas palabras indica claramente que la lectura no sirve sino de preliminar al estudio, y que el estudio es el camino al saber. ¿No es verdad que a veces nos encontramos diciendo: "He leído mi Lección", o "He repasado la Lección"? Y ¿no sería mejor si siempre pudiésemos decir con toda sinceridad: "Estoy estudiando la Lección; estoy poniéndola en práctica"?
El estudiar y aprender se dan de mano en la práctica. Por ejemplo, lo que aprendemos en la escuela culinaria practicamos en nuestras cocinas; lo que aprendemos en la escuela dominical de la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana." debiéramos practicar durante la semana, y lo que aprendemos por el estudio diario de las Lecciones Bíblicas semanales debiéramos ejemplificar durante el día. La actitud mental al emprenderse el estudio de las Lecciones, es de gran importancia. El que se muestra diligente y que se mantiene a la expectativa de todo bien, asegura su crecimiento espiritual, lo que significa progreso en la Christian Science; y esto a su vez siempre trae consigo la curación.
Un requisito esencial en los estudios es escuchar con atención la idea que se desenvuelve, actitud que constituye un estado mental de receptividad dócil a la enseñanza. Este acto de escuchar es imparcial y está libre de prejuicios; no forma juicio precipitado sino que más bien espera con paciencia a que la Verdad se revele. Este guardián silencioso del pensamiento bueno y honesto está íntimamente asociado con la humildad y la mansedumbre. Cuando escuchamos en el santuario secreto, nuevos significados se revelan, interpretaciones espirituales se descubren, y las palabras proclaman las ideas que encierran.
Las fórmulas no sirven sino para frustar el desenvolvimiento y la inspiración. Sin duda alguna, la manera precisa en que se ha de estudiar es cuestión de la elección individual del discípulo, pero ciertas reconocidas prácticas resultan provechosas. La manera de estudiar del Científico Cristiano no se distingue en lo esencial de los estudios de cualquier otra índole. Es decir, se requiere una definición precisa de los términos que se emplean, ya sean relativos o absolutos, y una relación ordenada de las ideas y la aplicación de estas ideas a los problemas de la vida. Se aumentará el valor de los estudios si uno se hace preguntas referente a lo que está leyendo y luego busca las respuestas en el mismo tema de la Lección. Al seguirse este procedimiento, siempre se debe tener en cuenta que "la Christian Science presenta desarrollo y no acrecentamiento", según nos indica nuestra Guía (ib., pág. 68). Tal desarrollo procede de una manera natural en la persona de ánimo recto, mediante el poder del deseo sincero. Mrs. Eddy también dice (ib., Pref., pág. x): "Ninguna pericia intelectual es necesaria en el que estudie esta Ciencia, pero sí es sumamente deseable que tenga sanos principios morales."
Esta forma de estudiar ofrece la oportunidad de escoger muchos temas menores en la asignatura semanal, y al dedicarse a su estudio, el discípulo verá que le ayudan a resolver sus problemas de una manera que, al juicio humano, bien podría calificarse de asombrosa o aun milagrosa. La Lección de cada semana se aplica notablemente a la solución de los problemas diarios más íntimos, así como a los del mundo en general. A menudo el significado de alguna verdad profunda destinada a inspirar el pensamiento y a despertar la comprensión, se halla escondido en el texto. En tales casos, uno procede a descubrirlo de una manera algo similar a la que se emplea al abrir un paquete, es decir, quitándole el cordel, removiendo el papel de la envoltura, levantando la tapa de la caja y apartando el papel de seda. Del mismo modo, merced a los esfuerzos persistentes, penetramos en las verdades más profundas que se abarcan en el tema de las Lecciones Bíblicas.
En los estudios de toda clase, ciertos útiles auxiliares pueden ser de gran provecho; así es que un buen diccionario, una Concordancia de la Biblia y las Concordancias de los escritos de nuestra Guía, resultarán de mucho provecho en nuestro estudio diario de las Lecciones Bíblicas.
A veces oímos decir que cierta persona no goza de los estudios, que no sabe estudiar o que no dispone del tiempo para dedicar al estudio. Así como un niño en la escuela se retuerce en su asiento, se pone a mirar por la ventana y hace cualquier cosa menos poner atención a sus estudios, a no ser que se le enseñe con juicio y cariño, la mente humana tiene que ser educada para gozar del estudio aplicado y sistemático. "Procura con diligencia presentarte ante Dios como ministro aprobado, obrero que no tiene de qué avergonzarse, manejando acertadamente la palabra de la verdad."
A los niños en las escuelas dominicales de la Christian Science se les debe enseñar a esperar y reclamar para sí el valioso desenvolvimiento y el gran provecho que ofrece el estudio diario de la Lección. Se les debe alentar a que busquen la solución de sus problemas en el texto de la Lección, y que luego vivan o ejemplifiquen las verdades que han aprendido.
La curación consiste en abandonar las creencias humanas, y el estudio es uno de los medios por los cuales se aprende a desechar estas creencias. Cuando una persona que esté padeciendo alguna enfermedad se dedica de lleno a aprender a conocer a Dios, la Verdad, el mesmerismo queda roto y empieza a efectuarse la curación. El que pone atención a los cambios en los síntomas físicos en vez de observar su progreso espiritual, retrasa su curación. Cuando la mujer de Canaán dejó de preocuparse por su criatura enferma y sus propios pensamientos agobiados e intranquilos, y se tornó a las verdades que enseñaba Jesús, tratando de alcanzar, aunque sólo fueran las migajas que caían de la mesa del Maestro, "... su hija quedó sana desde aquella hora."
El problema aparente, ya se trate de enfermedad, desdicha, pecado, aflicción, fracaso en los negocios o escasez, no es realmente la cosa de que se trata. Más bien es el señuelo que trataría de distraernos de las lecciones que debiéramos estar aprendiendo sobre la prudencia, la paciencia, la falta de egoísmo, la diligencia, la pureza y la tolerancia. Mientras más pronto apartemos el pensamiento del problema físico y abriguemos sinceros deseos de oír la Palabra de Dios y de crecer en gracia, más pronto aprenderemos la lección que nos ha de sanar.
Por el estudio de las matemáticas, sabemos que no es la respuesta equivocada la que nos concierne. Una nueva disposición de los números o el cambiarlos de lugar no solucionará el problema. Pero alejándonos por completo de la respuesta incorrecta, aceptando el principio y la regla de las matemáticas, nos habilitaremos para resolver el problema, reemplazando lo incorrecto y la ignorancia con la verdad.
Tan pronto como nos alejemos, con deseo sincero, del problema del dolor y las limitaciones de las experiencias humanas y aprendamos las lecciones que enseña la Christian Science, nos veremos capacitados para descubrir las creencias equivocadas, que de otra suerte se manifestarían como enfermedades, y para erradicarlas mediante el reconocimiento de los hechos de la Ciencia divina.
