A pesar de que hace tiempo que los testimonios de los demás me están ayudando, sin embargo hasta ahora he titubeado acerca de la idea de enviar uno mío para que fuera publicado. Durante varios años me había interesado un tanto por la Christian Science, y sus verdades curativas me habían ayudado, pero cuando las curaciones se habían llevado a cabo, creía que mi trabajo había terminado y caía de nuevo en el materialismo. Imaginaba que si algo desagradable me ocurriese bastaría llamar a un practicista, exponerle mi caso y así todo se solucionaría. Finalmente, llegó el momento de prueba.
Enfermé gravemente de una afección al hígado que los médicos consideraban incurable. Después de escuchar este veredicto, ví que no me quedaba otro remedio que recurrir a la Christian Science. Pedí ayuda a una practicista, quien me informó que el estudio de la Christian Science era uno que tomaba toda la vida y que debía ponerse en práctica como lo enseña nuestro amado libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" por Mary Baker Eddy.
Mi curación no fué instántanea sino gradual, pero completa. Cuando percibí la verdad indicada en la definición de "hombre", según aparece en la página 475 del libro de texto, alcancé a ver un destello del hecho de que el hombre es espiritual, perfecto e indestructible y que no se compone de órganos que están bien o enfermos, y sólo entonces los alarmantes síntomas desaparecieron. La declaración de Cristo Jesús (Juan, 8:32): "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres", me atrae cada vez más a medida que avanzo en comprensión y trato de elevarme hacia lo espiritual. También hallo de gran ayuda la declaración científica del ser (Ciencia y Salud, pág. 468).
Siempre estaré agradecido a la Christian Science por lo que ha hecho y sigue haciendo por mí; por la paciencia y el arduo trabajo de la practicista que me ayudó y por muchas otras acciones bondadosas demasiado numerosas para citarse. También deseo dar gracias por toda la literatura de la Christian Science. Honda es mi gratitud a Dios, de quien emanan todas las bendiciones. — Chicago, Illinois, E. U. A.
Me es grato corroborar el testimonio de mi esposo acerca de su curación por medio de la Christian Science.
Yo misma he sido curada de graves quemaduras, de hemorragias de la nariz y de jaquecas de las cuales había sufrido durante varios años. Doy gracias a Dios, el Dador de todo el bien, por todas las bendiciones y curaciones que he recibido a través del estudio y la aplicación de la Christian Science; a nuestra bien amada Guía Mary Baker Eddy, y a la practicista que siempre ha estado dispuesta para ayudarnos.—
