"El trueno de Sinaí y el Sermón de la Montaña están persiguiendo y alcanzarán las edades, reprendiendo todo error en su carrera, y proclamando el reino de los cielos en la tierra." Esta declaración de Mrs. Eddy, que hallamos en la página 174 del libro de texto de la Christian Science, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", indica la naturaleza fundamental de los Mandamientos y las Beatitudes, los que constituyen una gran parte de las lecciones primeras asignadas a los alumnos de nuestras escuelas dominicales. Las verdades fundamentales de estas lecciones constituyen la base de todo lo que enseña la Christian Science. De manera que no solamente son las lecciones primeras sino que continúan desarrollándose a través del estudio de las lecciones siguientes. Por medio de las verdades presentadas en los Mandamientos y las Beatitudes, el Científico Cristiano demuestra las grandiosas verdades del ser, tal como las enseña nuestro libro de texto. De ahí que estas lecciones sobre las leyes divinas, al ser espiritualmente comprendidas y aplicadas, son de continuo interés e inspiración, presentando constantemente nuevas perspectivas de la infinita bondad de Dios y de Su gran amor por Su creación.
Es costumbre que los alumnos de la escuela dominical aprendan los Mandamientos y las Beatitudes de manera que las puedan repetir palabra por palabra, y el maestro hace bien en asegurarse que así lo hagan. Sin embargo demasiado repaso rutinario podría traer consigo cierta monotonía y pesadez acerca de estas gloriosas verdades, que en su infinita aplicación a los problemas humanos resplandecen por su variedad y lozanía. Exigir que un niño siga repitiendo la letra de estas lecciones después que los pasajes han sido aprendidos de memoria sería igual que requerir que un niño anduviera continuamente alrededor de la manzana en su bicicleta simplemente para probar que no había olvidado la parte mecánica de tal acción. Semejante procedimiento resultaría fastidioso; pero si la bicicleta fuese usada para llenar los propósitos del niño, entonces cuanto más fuera usada más sería apreciada.
Cuando a los alumnos se les enseña cómo los grandes personajes de la Biblia utilizaban la ley divina tal cual es presentada en los Mandamientos y las Beatitudes, para el cumplimiento de grandes empresas, y ellos comprenden que esta ley opera hoy tal como lo ha hecho en toda época, su interés es despertado y en seguida se sienten alentados a imitar el ejemplo de estos grandes personajes bíblicos. Cuanto más ellos pongan estas lecciones en práctica tanto más las comprenderán y apreciarán, hallando cada vez mayores oportunidades para aplicarlas.
Algunas de las condiciones respecto a la enseñanza de las lecciones especificadas en la Sección 3 del Artículo XX del Manual de la Iglesia han sido expuestas en la Sección 2 del mismo Artículo, bajo el título: "Enseñando a los niños". Aquí nuestra Guía indica que a los niños de la escuela dominical se les enseñará las Escrituras, y se les instruirá de acuerdo a su comprensión o a su habilidad de entender el significado más sencillo del Principio divino que se les enseña. Siempre que el maestro cumpla con estos importantes requerimientos, el método para la enseñanza de las lecciones es dejado enteramente al criterio y desenvolvimiento individuales. Es muy probable que no haya dos maestros que presentarían las lecciones de la misma manera. Sin embargo el maestro alerta escudriñará la Biblia en busca de episodios ilustrativos y otros pasajes pertinentes, y estará atento a nuevas posibilidades en la presentación de los que ya son conocidos.
Al presentar alguna narración de la Biblia, para ilustrar uno de los Mandamientos o una de las Beatitudes, muchos maestros lo han hallado útil narrar algo de la historia de la vida del personaje a que se refiere, de manera que los alumnos puedan reconocer el éxito alcanzado por aquellos que se mantuvieron fieles al Principio divino, y el fracaso de quienes se apartaron de la ley divina. Por ejemplo, podría presentarse la narración de la victoria de Ezequías sobre las fuerzas asirias. Al poner énfasis sobre la fe que Ezequías tenía en Dios, tal como lo indica su declaración de que con Senaquerib estaba un brazo de carne pero con ellos estaba Jehová nuestro Dios para ayudarles y para pelear sus batallas, el maestro podría señalar que Ezequías, acerca de quien las Escrituras nos dicen que fué el rey más poderoso que tuvo Judá, comenzó su reino siendo aun hombre joven, aboliendo la idolatría y restableciendo en el templo la adoración al único y verdadero Dios.
Las ilustraciones bíblicas proveen pruebas de las verdades que enseñan los Mandamientos y las Beatitudes y así sirven para fijar estas lecciones en el pensamiento de los alumnos. Entonces cuando éstos asciendan a las clases superiores adonde se les enseñan las lecciones siguientes, las primeras se iluminarán aun más a medida que se presenten tanto bajo aspectos nuevos como bajo los antiguos. Los maestros de las clases superiores no deberían hallar dificultad alguna en llamar la atención de sus discípulos a las verdades básicas de los Mandamientos y las Beatitudes a través de sus estudios de las Lecciones Bíblicas.
En algunas iglesias filiales se ha instituído en la escuela dominical una clase para principiantes, donde un niño o niño ya mayor, que tenga pocos conocimientos de la Christian Science o ningunos, puede ser instruído en las lecciones primeras antes de ser asignado a una clase permanente. En otras iglesias se opina que si el alumno puede aprender de memoria en su casa los pasajes requeridos, y el maestro hace un esfuerzo especial por ilustrar estos pasajes en sus discusiones sobre la Lección Bíblica, el alumno puede recibir una completa instrucciín sobre las lecciones primeras al mismo tiempo que asiste a una clase corriente con otros alumnos de la misma edad.
