Todo aquel que comprende que es hijo de Dios, infaliblemente gobernado por su divino Padre, y que progresivamente se revela a sí mismo como linaje de Dios, según lo enseña la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana"., recibe la dirección divina. Tal individuo inevitablemente ve desaparecer los proyectos y esperanzas por los cuales el sentido humano voluntarioso trataría de limitarle bajo pretexto de proporcionarle algún bien. Simultánea o finalmente se dará cuenta que está progresando, libre de obstáculos, hacia su destino divino, como idea espiritual e individual, mediante la cual Dios se expresa a Sí mismo. Juntamente con este reconocimiento, gozará de una actividad satisfaciente, útil y premiada, a la vez que digna de su individualidad verdadera.
Esto está de acuerdo con la promesa de la Christian Science, tan elocuentemente expresada por Mary Baker Eddy en Miscellaneous Writings (pág. 19): "Quien ha nombrado el nombre de Cristo y aceptado virtualmente las demandas divinas de la Verdad y el Amor en la Ciencia divina, está apartándose del mal diariamente; y todos los malignos esfuerzos de supuestos demonios no podrán nunca impedir que el curso de su vida fluya continuamente hacia Dios, su divina fuente."
Quizás la razón principal por la cual la humanidad se cree acosada por la incertidumbre, a causa de la falta de dirección, estribe en la resistencia que opone la tal llamada mente humana a "las demandas divinas de la Verdad y el Amor." Y esta resistencia puede ser, a su vez, la exteriorización de la trágica ignorancia humana del hecho de que "las demandas divinas" son precisamente lo que la mente humana más debería estar deseosa de aceptar. Todo el mundo desea salud, amor, alegría y substancia. Todos desean verse liberados del temor para poder usar sus talentos y así gozar de vida en abundancia. Estos y otros efectos similares los recibimos o más bien, descubrimos que nos pertenecen cuando aceptamos "las demandas divinas de la Verdad y el Amor."
¿Cuáles son estas demandas? La Biblia lo expresa así: "¿Qué es lo que Jehová pide de ti, sino hacer justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?" (Miqueas, 6:8.) En otras palabras, Dios exige que el hombre sea lo que realmente es; que exprese las cualidades por las cuales se manifiesta la presencia de la Mente divina: pues estas cualidades, apareciendo como consciencia individualizada, constituyen el hombre que Dios creó.
Aquel que sabe que es hijo de Dios recibe Su dirección. Como idea formada o delineada por la Deidad, el hijo de Dios está fuera del supuesto radio de la charlatanería material. Por tanto se mantiene siempre al alcance de la voz de su divina fuente, y en tal estado oye continuamente la voz de Dios. "El Espíritu, Dios, se oye cuando los sentidos están callados" dice Mrs. Eddy (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 89). Fué la consciencia de Cristo Jesús, en la cual los sentidos estaban callados, la que oyó la voz de su Padre divino, diciéndole al comienzo de su ministerio (Mateo, 3:17): "Este es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia"; y que también capacitó a los que estaban presentes para escuchar la voz divina. Y fué esta consciencia, en la cual los sentidos materiales se hallaban callados, la que reconocía en todo momento la voz de Dios comunicando Su voluntad a quien había nombrado para ejecutarla. ¿Acaso no dijo Jesús (Juan, 5:30): "De mí mismo no puedo hacer nada: según oigo, juzgo; y mi juicio es justo; porque no procuro mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió"?
De igual manera, fué la consciencia en la cual el sentido material encontró poca cabida la que capacitó a Mrs. Eddy, cuando niña, para oír la llamada de Dios. Y después de esa experiencia fué esta misma consciencia, en la cual permanecía callado el sentido material, la que oyó la voz de Dios guiándola en diversas maneras a través de una larga vida de tremendas hazañas, incluso aquella de revelar a los hombres el divino Consolador anunciado por Cristo Jesús. Su comprensión de esta dirección, fué lo que indujo a Mrs. Eddy a amonestarnos de este modo: "El [Dios] debe ser nuestro de una manera práctica, guiando cada uno de nuestros pensamientos y acciones; de lo contrario no podemos comprender la omnipresencia del bien suficientemente para demostrar, ni aun en parte, la Ciencia de la Mente perfecta y de la curación divina" (Retrospection and Introspection, pág. 28).
Dios se expresa a Sí mismo en términos de la verdad, esto es, en términos de lo que El es; y esta expresión es el hombre. Dios es total e íntegro, de manera que el hombre es íntegro y goza de perfecta salud. Dios es Amor que no tiene oposición, por lo tanto el hombre expresa el amor inalterable. Dios es Verdad, por lo tanto el hombre es real. Dios es Alma, por lo tanto el hombre refleja la consciencia perfecta. Dios es Espíritu, o Mente, de manera que el hombre es idea espiritual. Este hombre, esta idea espiritual, esta delineación del Padre divino de su propio carácter individualizado, recibe Su dirección infalible. La oye como la voz callada y suave de la Verdad, como Dios declarando al hombre perfecto. Y bajo la dirección de la Verdad, se revela el desenvolvimiento de la individualidad verdadera del hombre, desplazando todos los falsos conceptos acerca del hombre y relegándolos a la nada, que es lo que verdaderamente son. Todo pecado y fracaso, toda enfermedad, debilidad, y confusión, ceden ante la clara comprensión de lo que el hombre es, y hace.
La dirección no proviene de una persona corporal hacia otra. Sólo la consciencia espiritual reconoce la voz de su creador. La dirección procede de Dios. Sobre este punto la declaración de Mrs. Eddy en su libro Miscellaneous Writings es muy categórica: "Las opiniones de los hombres", ella nos advierte "no pueden substituir la revelación de Dios" (pág. 92). Para resolver los problemas humanos cada uno tiene que oír la Verdad individualmente. Algún otro puede ayudarle a inclinar su consciencia hacia la Verdad, pero es la consciencia individual la que, al ponerse en línea, recibe su propia dirección.
A veces esta dirección se manifiesta en forma de sonido expresándose en palabras, tal como sucedió con algunos de los profetas de la Biblia. Otras veces aparece como un destello de sabiduría en la consciencia. Otras veces se manifiesta como un juicio bien merecido y una justa evaluación, ganados a través de constantes esfuerzos. A menudo se presenta como la frustración de los deseos humanos, y que más tarde el corazón obediente reconoce como la voluntad de Dios trayendo consigo una bendición.
Pero no hay duda que se manifiesta continua e inequívocamente para aquel que comprende que en su individualidad verdadera es hijo de Dios, y que acepta en su consciencia sólo las cualidades espirituales por las cuales Dios se expresa a Sí mismo.
