En “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, leemos lo siguiente (pág. 227): “La Christian Science alza el estandarte de la libertad y exclama: ‘¡Seguidme! ¡Escapad de la esclavitud de la enfermedad, el pecado y la muerte!’ ”
Es con un sentimiento de profunda gratitud que relato la curación de una grave enfermedad, considerada incurable por los médicos y cirujanos más eminentes de París.
Durante los años de 1934 y 1935 me sometí a cuatro operaciones quirúrgicas. Las dos últimas se efectuaron cuando yo estaba sufriendo de una enfermedad muy grave de los riñones, con serias complicaciones y una septicemia general que había afectado otros órganos. Por fin me extirparon un riñón, pero no recobré la salud. Entre 1935 y 1937 probé los siguientes sistemas de curación: el azufre, lavados del riñón, sueros, vacunas, electricidad, homeopatía, masages, dietas rigurosas, y otras más. No podía dormir y sufría grandemente.
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