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Hace unos quince años que la Christian Science...

Del número de julio de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace unos quince años que la Christian Science nos fué presentada por primera vez, al ser testigos de la curación de un pequeño niño que padecía de eczema. Visitamos a una practicista para saber más respecto a esta Ciencia, y encontramos tan lógicas sus explicaciones que al punto le pedimos que nos ayudara a nosotros. Los resultados de su trabajo fueron instantáneos y satisfactorios, y emprendimos el estudio de la Ciencia.

Durante los años que siguieron tuvimos muchas pruebas del amor de Dios, que cura, inspira, protege y provee a todos. Nuestros hijos han experimentado curaciones rápidas de las tal llamadas enfermedades de la niñez. Con la ayuda de una practicista, fueron rápidamente curados de una mandíbula dislocada y de una torcedura de rodilla. Mi señora fué sanada de pulmonía en muy poco tiempo, y yo tuve una curación instantánea de lo que me parece haber sido apendicitis.

Una reciente demostración por la cual nos sentimos muy agradecidos fué la de encontrar un hogar. Como resultado de mis oraciones y esfuerzos por reflejar mejor a Dios, se me ofreció un nuevo puesto. En “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 454), Mary Baker Eddy declara: “Esperad pacientemente a que el Amor divino cobije la haz de las aguas de la mente mortal y forme el concepto perfecto.” El cambio de empleo requería que nos mudásemos a otra ciudad, la que fué mi ciudad natal. Muchos de mis amigos temían que debido a la escacez de alojamiento, no encontraríamos una casa. Pero cada vez que esta sugestión se presentaba, todos los miembros de la familia la rechazaban como completamente falsa. Nosotros sabíamos que nuestro hogar — nuestra consciencia del Amor — ya existía en ese mismo momento y no era cosa del futuro, y que no podíamos ser privados de lo que por derecho nos pertenecía, ni castigados por llevar a cabo un propósito justo.

Estando dispuestos a dejarnos guiar por Dios, fuimos inspirados a llamar por teléfono a un amigo que vivía en la ciudad a que nos debíamos dirigir, pidiéndole insertara un anuncio en The Christian Science Monitor, y diera su dirección para las respuestas que hubieran. Diez días después nuestro amigo nos llamó por teléfono, para darnos nuestra nueva dirección. Nos dijo que el propietario de la casa había puesto un anuncio en el Monitor para alquilarla. Antes de que apareciera ninguno de los dos anuncios, nuestro amigo se enteró de la casa ofrecida, la contrató e hizo los arreglos necesarios para que la ocupásemos. Aunque aun no habíamos visto nuestra nueva casa, nos regocijamos al ver la manera en que el bien se había manifestado. A nuestra llegada, encontramos que era una casa muy agradable, admirablemente situada y que llenaba todas nuestras necesidades. Esta demostración se hizo sin esfuerzos o apuros, más bien fué el resultado de una constante expectativa del bien.

En su obra titulada “La Divina Ciencia Rudimental” (pág. 1), Mrs. Eddy define la Christian Science así: “Como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal.” Esta ley está operando continuamente ahora mismo, y es por esta razón que el Amor divino satisface todas nuestras necesidades.

Me siento muy agradecido por haber obtenido una mejor comprensión de Dios, de Su totalidad y de la omnipotencia del Amor; por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, y por Mrs. Eddy, que descubrió la Christian Science y la fundó porque deseaba ayudar a la humanidad.—

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