Hace veinticuatro años que la gloriosa luz de la Christian Science entró en nuestro hogar. Gracias a ella, nuestra niñita fué completa y permanentemente sanada de un estreñimiento crónico que había padecido desde que nació, y que los médicos no habían podido aliviar.
Desde aquel entonces, por medio del estudio aplicado de nuestros libros de texto, la Biblia y “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, mi entera familia ha gozado en general de buena salud y felicidad. Cuando ha aparecido alguna señal de enfermedad o discordancia, casi siempre ha sido rápidamente vencida por la comprensión de Dios, de acuerdo con las enseñanzas de la Christian Science.
Cuando nació nuestra segunda hija, recurrimos únicamente a los tratamientos de la Christian Science, con muy buenos resultados. Estoy muy agradecida de que mis dos hijas hayan podido asistir a la escuela dominical de la Christian Science desde tierna edad. Ambas se han convertido en buenas estudiantes de la Christian Science y toman parte en las actividades de la iglesia, lo cual contribuye grandemente a su progreso espiritual.
Yo vivo agradecida por una curación que tuve y que me fué de gran inspiración. A la sazón estaba sufriendo de dolores muy agudos, y mi cuerpo parecía estar entumecido de la cintura para abajo. En seguida dirigí mis pensamientos a Dios, el Amor divino, y recordé las siguientes palabras de la primera epístola de San Juan (4:18): “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor.” Medité mucho sobre estas palabras y llegué a la conclusión de que le hombre, como reflejo y semejanza de Dios, es tan perfecto y completo como su Padre celestial, y en muy poco tiempo sané. Así pude probar la verdad que encierran las palabras de nuestra Guía (Ciencia y Salud, pág. 14): “Daos cuenta, aunque no sea más que por un solo momento, de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales,— que no están en la materia ni proceden de ella, — y el cuerpo entonces no proferirá ninguna queja. Si estáis sufriendo de una creencia en la enfermedad, os encontraréis bien repentinamente.”
Una curación mucho más reciente por la cual me siento sumamente agradecida fué de unos vértigos acompañados de una inflamación de las piernas que me causaba mucho dolor y miedo. Momentos después de llamar a un practicista el dolor y el miedo se calmaron, y a los pocos días la inflamación desapareció por completo. Yo había visto a un ser querido que padecía de esta enfermedad y que fué obligado a guardar cama durante muchas semanas bajo el cuidado de un médico.
Siento mucha gratitud por los inspirados escritos de nuestra Guía, por los periódicos autorizados de la Casa Editora, por estar afiliada a La Iglesia Madre y a una de sus filiales y por la alegría que me proporciona servir en ésta. Es mi gran deseo apoyar con mis oraciones a la Junta Directiva de la Christian Science en los leales servicios que presta a nuestra Causa bajo la dirección del Manual de La Iglesia Madre.—Detroit, Michigan, E.U.A.