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Hace muchos años obtuve mi primera curación...

Del número de julio de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace muchos años obtuve mi primera curación al sufrir un accidente en un ascensor. Fuí gravemente lesionado, y al perder el conocimiento caí unos veintidos pisos sobre una baranda de acero. Me llevaron al hospital y estuve allí unos tres meses bajo el cuidado de médicos y enfermeras muy expertos. Descubrieron que tenía dos vértebras seriamente magulladas, cuatro costillas rotas y una contusión en el cráneo con paralisis parcial del cuerpo. Al fin de los tres meses perdieron toda esperanza de sanarme, y parecía que iba a convertirme en un lisiado permanente.

Fué en esos momentos que se me ofreció con mucho cariño la Christian Science. Nunca había oído decir que la Christian Science se podía utilizar para sanar lesiones y por eso estaba renuente en aceptarla. No obstante, al fin consentí y se solicitó la ayuda de un practicista. Este en seguida me hizo comprender que “para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo, 19:26) y que todo problema, por difícil que sea, tiene su solución. Siempre recordaré la esperanza que esta frase inspiró en mí. Fuí sanado al instante. Nunca me ha sido posible expresar toda la gratitud que siento por la revelación de esta divina Verdad.

Desde ese momento me puse a estudiar la Christian Science sinceramente. Me afilié a La Iglesia Madre y a una de sus filiales y desde entonces he tenido un sinnúmero de pruebas del cariñoso cuidado de Dios. La verdad que encontramos en la Biblia y que ha sido revelada en los varios escritos de nuestra venerada Guía Mary Baker Eddy, me ha sanado de muchas enfermedades, entre ellas una enfermedad de la piel, influenza intestinal, la cual fué curada en dos días, y un caso muy grave de fiebre tifoidea. Otras curaciones que he experimentado, algunas con la ayuda de un practicista y otras por mi propio entendimiento, fueron las del hábito de fumar y de beber y de la profanación.

Cuando mi único hijo y mi esposa fallecieron, al poco tiempo uno del otro, fuí sanado de todo pesar y de un sentimiento de separación. También estoy agradecido de que la Christian Science me ha ayudado a vencer la tendencia de dejar para otro día las cosas que se debieran hacer en el momento. Además he aprendido que la Christian Science no es algo que pertenece al pasado o al futuro, sino que es verdad y posible de demostrar ahora mismo.

Este testimonio no sería completo si dejara de expresar mi sincera gratitud por el privilegio de haber sido huesped en varias ocasiones del sanatorio de la Christian Science en Chestnut Hill, Massachusetts, donde experimenté varias curaciones. Nunca olvidaré el trato afectuoso que recibí de parte de los trabajadores de esa institución.

A la verdad que estoy muy agradecido a la Christian Science y todo el bien que está haciendo, y a nuestra amada Guía, que fué divinamente inspirada para escribir Ciencia y Salud, la cual, cuando es estudiada sinceramente, libera a todo el mundo de sus angustias, aflicciones, vicios esclavizantes y enfermedades.

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