Al ingresar en una universidad, siendo yo religioso por naturaleza, opté por el ministerio e hice los preparativos necesarios para esa vocación. Dos años después de comenzados mis estudios y durante los cuales me ví asediado por problemas de crítica más alta, teología escolástica y discusiones filosóficas, cambié de curso de estudios.
Entretanto, me había afiliado a otra iglesia ortodoxa en busca de más liberalismo en la religión. Pero tal cambio no solucionó mis problemas y me hallé al garete en el mar de la vida. Más de treinta años después, un amigo y consocio me prestó un ejemplar del libro de texto de la Christian Science, Ciencia y Salud, por Mrs. Eddy. Su lectura me despertó al estudio de la Ciencia divina y solicité la ayuda de un practicista, porque me urgía adquirir un empleo satisfactorio y vencer una sensación de carencia de fondos.
Se me ordenó: “Buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os serán dadas por añadidura” (Mateo 6:33). En seguida frecuenté cuanto pude una sala de lectura de la Christian Science para aprovechar el tiempo estudiando, y grande fué mi recompensa consiguiente. Mis relaciones de negocios empezaron a mejorar y dieron por resultado un éxito que superó a cuanto pudiera haber esperado de otra manera.
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