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[Original en francés]

Doy infinitas gracias a Dios.

Del número de julio de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Doy infinitas gracias a Dios. Además desearía testificar acerca de las curaciones que he experimentado. Hace veintisiete años me hallaba en una situación angustiosa tanto física como mentalmente, habiendo los médicos abandonado toda esperanza de curarme. Mediante tratamientos suministrados por un practicista de la Christian Science sané de una tuberculosis pulmonar. Al acostarme una noche me dormí consciente de la presencia del Amor divino, y a la mañana siguiente desperté completamente sana.

Dos años después sané de un tumor. Los médicos querían operarme pero yo me rehusé. La Christian Science me sanó y estoy muy agradecida a la practicista que me ayudó.

Hace unos cuatro años quedé repentinamente casi ciega. Veía apenas lo suficiente para andar por la casa. Tomé el libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy y declaré: “No dejaré este libro hasta que pueda ver claramente.” En seguida me ocurrieron estas sugestiones: “Te quedarás ciega. Recuerda que cuando tenías cinco años eras ciega.” En mi infancia había sido ciega hasta la edad de cinco años, así es que pude percibir que esta antigua creencia falsa no había sido completamente destruída. Inmediatamente afirmé la verdad, diciendo: “No, yo no he sido jamás ciega, ni a los cinco años ni ahora. Yo veo con la Mente divina. El hombre es la idea espiritual de Dios, inseparable del Principio, el Amor. La vista es la percepción espiritual, la comprensión perfecta de la unidad del hombre con Dios.” Reemplacé el error con la comprensión de la Verdad, la Vida y el Amor, y me sentí rodeado por el amor de Dios. De repente comencé a distinguir un poco mejor, luego pude ver sobre la página algunas letras muy pequeñas y después de eso me fué posible leer normalmente. La demostración se había efectuado. Ahora puedo leer y coser sin anteojos.

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