Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”., se refiere muchas veces en sus escritos a la Ciencia del ser. Por lo cual los que estudian sus enseñanzas tratan de aprender el significado verdadero del “ser” y cómo aplicar este conocimiento a ellos mismos. En la página 26 de su libro “No y Sí” escribe Mrs. Eddy: “Todo ser real representa a Dios y está en El.” Y en la misma página: “El ser individual del hombre ha de reflejar al supremo Ser individual a fin de que sea Su imagen y semejanza; y esta individualidad jamás se originó en ninguna molécula, corpúsculo, materialidad ni mortalidad. Dios sostiene al hombre en los vínculos eternos de la Ciencia, en la inmutable armonía de la ley divina.”
Cada cual sabe o se da cuenta de que existe. Está consciente de que es, lo cual lo hace raciocinar y percibir que la existencia es mental, que sin mente o pensamiento nada le indicaría o no caería en la cuenta de que es o existe. Mrs. Eddy define a Dios como el Ser Supremo, la Mente divina e infinita que existe por sí sola. También declara ella que este Ser debe expresarse o evidenciarse y que esa expresión se manifiesta como hombre en una infinidad de ideas en desenvolvimiento.
Mrs. Eddy ha escrito en la página 336 de su libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras:” “La Mente es el Yo soy o la infinitud.” Este hecho de que la infinitud existe, de que esta es la verdad del ser, significa que el desarrollo o desenvolvimiento es uno, infinito e inevitable. No puede significar que el desarrollo ocurra aquí pero no allí, o allí pero no aquí. Para cada idea de Dios, es la Mente que aparece o se desarrolla en esa consciencia individual. Por lo tanto, como este desarrollo es completamente bueno, su comprensión, demostrada, nos capacita para ver que aun en nuestra experiencia humana nada hay que temer o recelar, nada que esperar o experimentar sino la integridad y armonía de la evidencia que aparece del ser de Dios.
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