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La familia santa

Del número de enero de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Meditando una mañana de Navidad hace varios años en el significado de la Navidad, me atrajo la atención este pasaje de un artículo titulado “El Nuevo Nacimiento” en Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 18) por Mary Baker Eddy: "Reconocerte has únicamente como el hijo espiritual de Dios, y el hombre verdadero y la mujer verdadera, el 'varón y hembra' todo-armonía de origen espiritual, el reflejo de Dios,— como hijos de un Creador común,— en el cual y por el cual el Padre, la Madre y el hijo son el Principio divino y la idea divina, o sea el divino ‘Nosotros’— uno en el bien, y el bien en Uno.” Yo vi ésto como la definición verdadera de la familia santa, un hecho divino y omnipresente. Vi que toda idea de Dios pertenece a esa familia santa, y que nadie puede estar solitario, porque dondequiera que esté el hijo, allí está el Padre-Madre, y dondequiera que esté el Padre-Madre, allí está el hijo. Más tarde tuve oportunidad de probar este hecho espiritual sanando una desavenencia en cierta familia. Las palabras de, uno de los himnos del Himnario de la Christian Science (No. 117) resplandecían con nueva inspiración:

Santo, Santo, Santo, ... todo es Tu grandeza,
perfecto en poder [como Padre], en Amor [como
Madre] y pureza [como hijo].

Es bueno recordar que las cualidades que las humanas creencias han dividido en padre, madre e hijo como entidades por separado, en la Ciencia constituyen una sola consciencia o cognición. Así cada mujer necesita percibir que posee hombría o sea las cualidades masculinas de la inteligencia y la sabiduría, y cada hombre las femeninas cualidades de la ternura y el amor. Pero así como aun una familia humana a veces no se considera completa sin hijo, podríamos decir que nuestro estado de consciencia no estaría cabal sin las virtudes de la inocencia, jovialidad y sencillez que caracterizan al niño. Si amamos a los niños, entonces reclamemos la presencia de la inocencia o candor, la jovialidad o ufanía, la pureza, confianza, docilidad y ciertamente que lograremos expresarlas en nuestra experiencia de uno u otro modo que nos satisfaga.

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