Comentarios de apertura
Uno de nuestros muy queridos himnos del Himnario de la Christian Science (No. 182) nos aconseja sabia y amorosamente:
Haz cauces en que fluya Amor
amplia y libremente,
y continúa, asegurándonos:
que con su flujo bienhechor,
los llene su corriente.
Estamos ciertos que nuestras publicaciones periódicas de la Christian Science son un ejemplo destacado de los cauces que, en obediencia a Dios, nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, ha provisto para nosotros y para la humanidad entera.
Bien sabemos nosotros cuán útil y necesario es reconocer y agradecer cada bendición que recibimos individualmente en la Christian Science. ¿No es por lo mismo importante y necesario que agradezcamos el bien que nos llega mediante las publicaciones periódicas que son el fruto de la demostración colectiva de los miembros de La Iglesia Madre? Los informes que vamos a escuchar nos ayudarán a comprender cuánto de alabanza y de gratitud debemos al Amor divino.
Aunque Mrs. Eddy estableció permanentemente las publicaciones periódicas de la Christian Science como cauces salutíferos por los “que fluya Amor” divino, es nuestro rico privilegio y deber cerciorarnos de que estos grandes cauces para el -bien se mantengan abiertos, que los periódicos estén libres del cieno de un apoyo apatético, de indiferencia y falta de inspiración espiritual de parte de los colaboradores y de los lectores. Para ello, nos damos cuenta de que la gratitud es irresistible e indispensable.
Sin embargo, no hay que contentarnos únicamente con que los lechos por los que fluya la corriente estén abiertos y libres de los pretensos obstáculos de la mente mortal. Hay que añadir a nuestra alabanza y gratitud el deseo y esfuerzo incesantes por lograr un reconocimiento más claro y más amplio de la misión y del significado de nuestras publicaciones. A medida que hagamos esto, las salutíferas avenidas se ensancharán y se ahondarán dando lugar al Amor divino, “que con su flujo bienhechor las llene su corriente.”
La misión de nuestras publicaciones generales
Al escribir el primer Artículo de Fe de la Christian Science, Mary Baker Eddy estableció por siempre la Biblia como nuestra publicación más importante.
Escribe a ese respecto en "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" (pág. 406): “La Biblia contiene la receta para toda curación.” Por otra parte, nuestra Guía ordenó ia Biblia y Ciencia y Salud como el Pastor de La Iglesia Madre (véase la Sección I del Art. XIV del Manual). La Biblia es pues nuestra brújula, uno de nuestros libros de texto, y, conjuntamente con Ciencia y Salud, nuestro Pastor.
La publicación del Himnario de la Christian Science en inglés, conteniendo doscientos noventa y seis poesías que incluyen siete de nuestra amada Guía adaptadas a himnos, es una misión curativa. Nuestro Manual prescribe que se canten himnos en todos los servicios de nuestras iglesias, y al cantarlos, los Científicos Cristianos han sanado muchas veces de su temor, aflicción o dolor.
Hace muchos años escribió nuestra Guía: “Todo lo que la gente necesita para amar y adoptar la Christian Science, es el significado verdadero de su Fundadora. En la proporción en que lo adquieran, adelantará nuestra Causa” (We Knew Mary Baker Eddy, Primera Serie, pág. 40). La publicación de obras auténticamente históricas y biográficas acerca de Mrs. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, es a todas luces una misión que cura. Circulando ahora ampliamente por todo el mundo, están dando el significado verdadero de la Fundadora de esta Ciencia, contribuyendo así al crecimiento de nuestra Causa.
Estamos reimprimiendo artículos religiosos de nuestras publicaciones periódicas en forma de folletos y folletines de fácil manejo para circulación suplementaria, algunos de los cuales se traducen a un número siempre creciente de idiomas, diseminando de ese modo la Christian Science entre los pueblos del mundo.
Misión del Departamento de Circulación
Dice nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy (Miscellaneous Writings, pág. 141): “La Primera Iglesia Científica de Cristo, nuestra oración en piedra, será la profecía cumplida, el monumento enhiesto de la Christian Science.” Siendo nuestra Iglesia la profecía cumplida, nuestras publicaciones periódicas tienen parte en ese cumplimiento.
A fin de bendecir a los hombres y a las naciones y a toda la humanidad, nuestros periódicos tienen que ser recibidos primero por las personas. Cada subscriptor que sea miembro de La Iglesia Madre tiene su parte específica en el sentido lato de la circulación — la circunvalación del mundo con los beneficios de nuestra religión.
La circulación de la verdad es en sí una misión, vuestra misión. Ocurre de día en día, hora por hora, en vuestra experiencia. Es vuestra irradiación a toda la humanidad de las pruebas cotidianas de la Christian Science y su poder para sanar tal como lo proclaman las publicaciones periódicas.
Para estar activos en la circulación no precisa ser bibliotecario ni representante de circulación ni miembro de un comité. Os ocupáis de circular cuando vivís diariamente probando lo que es la Christian Science a fin de que los demás vean vuestras buenas obras y sientan el impulso de buscar por sí mismos la verdad. Os ocupáis de la circulación cuando encontráis al extraño, en términos de su necesidad peculiar, y le presentáis al Cristo en modos y con palabras que él pueda entender.
La Misión de nuestro Diario
Sabemos, como Científicos Cristianos, que cuando nuestra Guía inspirada por Dios, Mary Baker Eddy, dió a la humanidad el gran don de The Christian Science Monitor, dió ese paso — como todos los otros relacionados con el establecimiento de esta vasta Causa — bajo la dirección de Dios. En consecuencia, este periódico diario es uno de los dones que Dios nos otorga.
No hace mucho que, conversando con un miembro de nuestra Iglesia que ha viajado por muchas partes de este país y del Canadá, me dijo: “¿Sabe usted? con lo que topo a menudo al hablar del Monitor con otros Científicos Cristianos, es su impresión de que no es una de las publicaciones periódicas de La Iglesia Madre. Se refieren a esas publicaciones y además al Monitor.”
Veamos cómo considera Mrs. Eddy al Monitor. Escribe (Miscellany, pág. 353): “Yo he dado el nombre a todas las publicaciones periódicas de la Christian Science.” Y después de especificar “todas las publicaciones periódicas,“ continúa: “La primera fué The Christian Science Journal, destinada a registrar la divina Ciencia de la Verdad; a la segunda la llamé Sentinel, a fin de que esté en guardia de la Verdad, la Vida y el Amor; la tercera, Der Herold der Christian Science, para proclamar la actividad universal y la asequibilidad de la Verdad; la siguiente la llamé el Monitor, para difundir individida la Ciencia que actúa sin gastarse.” Y añade: ”El objeto del Monitor es bendicir a toda la humanidad sin dañar a nadie.”
La misión de The Christian Science Monitor es divulgar el espíritu de la Ciencia divina sin que lo afecten las divididas opiniones humanas. La Verdad así extendida leúde toda la masa, “la levadura que tomó una mujer y la encubrió en tres medidas de harina, hasta que el todo se leudó” (Mateo 13:33). Por lo tanto, el Monitor presenta una ilustración práctica de la levadura de la Verdad en acción en los asuntos humanos.
Recordaréis la grave situación que prevalecía en Corea en diciembre de 1950. Tengo permiso de nuestro Editor, Erwin D. Canham, para leeros el memorándum que dirigió al cuerpo de redacción del Monitor con fecha 6 de diciembre de ese año. Dice:
“En estos momentos de crisis grave, importa más que nunca que cada renglón de The Christian Science Monitor transmita tan cabalmente como sea posible el mensaje sin par de la Christian Science.
“Tenemos la misión de ayudar a que despierte el mundo de la mesmérica amenaza de la guerra. Todo material de lectura que se refiera de cualquier modo al problema bélico debe presentarse en forma tal que ayude a los pensadores facilitando el desempeño de su deber de trabajar por sanar al mundo. Periodismo meramente de experto no basta.
“En una junta celebrada la semana pasada, los Fideicomisarios expresaron estar profundamente al tanto del riesgo que nos provoca. Nos recordaron que la Christian Science cuenta con un vasto armamento espiritual y que hay que ponerlo enérgicamente al servicio de la civilización mundial. El papel de la Redacción del Monitor es decisivamente crítico en esta tarea de movilización espiritual, y todos nosotros podemos desempeñar nuestra parte conjuntamente, contribuyendo a que se salve la humanidad.”
Como Científicos Cristianos, oramos diariamente que no se nos haga olvidar o descuidar nuestro deber para con Dios, para con nuestra Guía y para con la humanidad en acatamiento de la Sección 6 del Artículo VIII del Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy. La obediencia a este Estatuto implica que amemos y apoyemos The Christian Science Monitor. Lo cual es a la vez nuestro deber para con Dios puesto que Dios inspiró a Mrs. Eddy para que estableciera el Monitor; para con nuestra Guía porque nuestro diario es parte de la demostración que ella llevó a cabo; y para con la humanidad porque su misión es “bendecir a toda la humanidad.” Todos estos tres puntos están incluidos en nuestro apoyo al Monitor.
Pero no contribuimos a que desempeñe su misión si nos concretamos a hablar de nuestro admirable diario. El 6 de noviembre de 1908, en vísperas de que apareciera su primer número, escribió nuestra Guía (Miscellany, págs. 352,. 353): “Mi deseo es que cada Científico Cristiano, y cuantos otros sea posible, se subscriban y lean nuestro periódico diario.”
Como una de las publicaciones periódicas autorizadas de La Iglesia Madre, The Christian Science Monitor apresura el cumplimiento de la misión de esta Iglesia que Mrs. Eddy previo cuando escribió en Pulpit and Press (pág. 20): “Desde el comienzo hasta el final, La Iglesia Madre ha parecido el símbolo y la sombra de la batalla entre la carne y el Espíritu, esa sombra cuya substancia es el Espíritu divino que propulsa imperativamente la más grandiosa reforma moral, física, civil y religiosa que en tiempo alguno ha presenciado la tierra. En las palabras del profeta, es 'como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.’ ”
La misión de nuestros periódicos
Para empezar, permitidme que os diga el hondo afecto que sienten los Redactores por los lectores de nuestras publicaciones periódicas, y cómo os tenemos presentes en nuestros corazones, procurando percibir vuestras diversas necesidades. Y permitidme que os diga cuán devotamente trabajamos por mantener nuestros periódicos conforme al método de nuestra Guía para presentar la Christian Science. Mary Baker Eddy no sólo captó e inscribió la Palabra de Dios en toda su pureza como le fué revelada, sino que también proveyó un sistema curativo fundamentado en la Verdad absoluta y destinado a regenerar a la humanidad despertándola al noble estado del hombre como hijo de Dios. Puedo aseguraros que velamos por que en nuestras publicaciones no entre nada que contradiga esa revelación de nuestra Guía ni su método para aplicar la Ciencia a los problemas humanos.
Hay que tener presente que el objeto de nuestras publicaciones no es interpretar lo que escribió Mrs. Eddy, sino mostrar cómo aplicar su revelación y cómo demostrarla en prácticas maneras, especialmente en las que ya habéis probado vosotros. La misión de nuestros periódicos es curar, y ésto es lo que más deben tener presente nuestros colaboradores.
Cada artículo que se nos envía recibe la atención analítica de varias personas, y ninguno se devuelve sin que lo haya visto cuando menos uno de los Redactores. Si vuestro artículo con que contribuís os es devuelto con la súplica de que lo reviséis, servios no descuidar escribirlo de nuevo. Los comentarios que recibís suelen representar considerable tiempo y esfuerzo de nuestra parte, y no hay que perderlos ni descuidarlos.
Y cuando escribáis un artículo, que sea una verdadera demostración de vuestra comprensión. Entonces podrá utilizarse y contribuirá a cumplir la misión salutífera de nuestras publicaciones periódicas. Dijo una vez Cristo Jesús (Lucas 8:18): “Mirad pues cómo oís.” Escuchad los pensamientos que Dios imparta y que han de dar a vuestro artículo los elementos de sabiduría y directa sencillez que infundan a lo que digáis el poder para sanar.
Nuestros periódicos son de profundo valor para el mundo porque esparcen las semillas de la libertad verdadera — no sólo librando de los sistemas políticos o religiosos primitivos y esclavizadores, sino del pecado en nuestro interior, de la persistente enfermedad, de lo deforme moral y físico y de la aparente inevitabilidad de la sombra de muerte.
Dice Mrs. Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 224): “La Verdad trae los elementos de la libertad.” Y añade en la siguiente página: “Todo cuanto esclavice al hombre es contrario al gobierno divino. La Verdad hace al hombre libre.” La Verdad es teología verdadera, y cada idea correcta que difunden a los cuatro vientos nuestras publicaciones halla el terreno que necesita para adelantar la Causa de la libertad universal. Los elementos de libertad — justicia, verdad y amor — los exponen y explican nuestros periódicos en su aplicación a los problemas de la injusticia, el engaño y la tiranía. La libertad religiosa debe ser la base de toda libertad verdadera, y la Christian Science revela la teología que demuestra la libertad universal que impera en el reino de Dios.
¿Qué puede superar al apuro sórdido en que se hallan millones de hombres sino la teología que proclama que Dios todo lo constituye y abarca y que es Suya la justicia y la perfección del hombre real? ¿Qué mayor misión fuera de desearse para nuestros periódicos que la de traer a la humanidad su libertad y su bienestar?
La premura del tiempo hace que me concrete a relataros sólo dos de las muchas curaciones que han llevado consigo nuestras publicaciones periódicas. Una fué de un tumor maligno que parecía acongojar a una señora. Sentíase tentada a que se lo extrajeran quirúrgicamente, pero un día oró: “¡Padre-Madre Dios querido, siempre he sido tan leal! No he usado como medicina ni siquiera una cucharadita de agua —¿qué hacer ahora?” Poco después entró en una sala de lectura. Transcurrida una media hora de estar leyendo una de nuestras publicaciones periódicas, su estado mental se enalteció a tal grado que su curación fué completa y permanente.
El otro caso era de un señor que venía sufriendo terriblemente a causa de una hernia. Había pasado un día muy dificultoso y al entrevistrar a su practicista, ésta le llamó la atención a cierta parte de lo que contenía uno de nuestros periódicos que acababa de llegar. Mientras lo leía el paciente, su mente se despejó, y muy pronto se desvaneció su afección sin dejar ningún rastro. Al día siguiente descubrió que hasta un tejido de cicatriz que quedaba de ataques anteriores había desaparecido.
Evidencias son éstas de la libertad que llevan consigo las publicaciones periódicas de la Christian Science. La libertad es su misión, y es asimismo su mensaje. Amémoslas, subscribámonos a ellas y leámoslas, prestémosles nuestra colaboración teniendo por mira la libertad universal que reina mediante la justicia, la misericordia y el amor de Dios.
Nuestra Lección-Sermón
Tratándose de nuestra Lección-Sermón, es bueno observar y reconocer primero que nuestro pastor impersonal advino en conexión directa con el cumplimiento de la profecía de Cristo Jesús en la que nos prometió el Consolador. Todos nosotros estamos persuadidos, por la razón, la revelación y la demostración, de que la Ciencia divina es ese Consolador que prometió el Maestro. Y es natural e inevitable que el Consolador impersonal, la Ciencia divina, tenga su pastor impersonal. Por lo cual se verá que la profecía y la promesa del Consolador, la Ciencia divina, que Cristo Jesús nos hizo, incluían necesariamente el pastor impersonal, nuestra Lección-Sermón que contiene el Cuaderno Trimestral de la Christian Science. Por eso nuestra inspirada y amada Guía, Mary Baker Eddy, declaró que nuestra Lección- Sermón “constituye un sermón inseparable de la verdad, no contaminado ni restringido por hipótesis humanas, y divinamente autorizado” (Nota explicativa del Cuaderno Trimestral).
Todo estudiante de la Christian Science está persuadido de que Cristo Jesús vino en cumplimiento de la profecía escritural, enseñó que Dios es nuestro Padre y que los hombres son hermanos, y venció toda creencia material con la Verdad y el Amor, viniendo a ser así el Ejemplificador y el Salvador para toda la humanidad. De igual manera hay que ganar y retener la convicción de que Mrs. Eddy vino en cumplimiento de la profecía escritural; que enseñó que Dios es tanto nuestra Madre como nuestro Padre; que declaró y demostró la Ciencia del Cristianismo en su revelación cabal y final; que la mano de Dios se evidencia tanto en su labor de Fundadora como en la de Descubridora de la Christian Science.
Antes del año de 1895 todas las Iglesias Científicas de Cristo tenían pastores personales; pero aunque estos devotos pastores, hombres y mujeres, hacían lo mejor que podían en el púlpito y fuera de él, Mrs. Eddy percibió claramente que la Mente divina tenía un plan infinitamente mejor; y Dios se lo reveló como nuestro pastor impersonal. Dijo Cristo Jesús al predecir la Christian Science (Juan 14: 26): “El Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas ... que os he dicho.”
Esta promesa se cumple semanariamente en nuestra Lección-Sermón. Partiendo de la premisa de la perfección espiritual, la Lección- Sermón deduce claramente que la materia y el mal son impotentes porque no son nada, y la práctica cristiano-científica así lo demuestra imponentemente.
En 1898, tres años después de haber ordenado la Biblia y “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” como el pastor impersonal de las iglesias de la Christian Science, Mrs. Eddy anunció los veintiséis temas de nuestras Lecciones Bíblicas. Más tarde, cuando algunos estudiantes recomendaron temas adicionales, ella dijo enfáticamente que los veintiséis temas originales “Dios los había dado, son suficientes, y prevalecerán para siempre” (Twelve Years with Mary Baker Eddy, pág. 145). Un ex-ministro protestante que es hoy Científico Cristiano ha dicho que un estudio esmerado de nuestras Lecciones-Sermones, con sus veintiséis temas, imparte una educación teológica más amplia y más satisfactoria que un curso de teología en un seminario.
Es significativo que indique Mrs. Eddy en la Sección 1 del Artículo III del Manual de la Iglesia Madre que la prosperidad de la Christian Science depende en gran parte de nuestras Lecciones Bíblicas. Y en un mensaje a La Iglesia Madre encomió admirablemente la Lección-Sermón así (Miscellaneous Writings, pág. 322): “Vuestro pastor dual e impersonal, la Biblia y 'Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,' está con vosotros; y la Vida que ambos dan, la Verdad que ilustran, el Amor que demuestran son el gran Pastor que apacienta mi rebaño, y lo pastorea 'junto a aguas de reposo.’ ”
Es indudable que casi todos los miembros de las iglesias de la Christian Science leen diariamente toda la Lección-Sermón de la correspondiente semana, pero la evaluación que hace Mrs. Eddy de nuestro pastor impersonal nos abre los ojos para que veamos que una simple lectura de la Lección por cuidadosa que sea no basta. Hablando de Ciencia y Salud dice nuestra Guía (Ciencia y Salud, pág. 147): “Aunque esta obra contiene la Ciencia completa de la curación por la Mente, no se crea jamás que todo el significado de la Ciencia puede absorberse con una mera lectura de este libro. El libro tiene que ser estudiado, y vuestra demostración de las reglas de la curación científica os colocará firmemente sobre la base espiritual de la Christian Science.” De idéntico modo nuestra Lección-Sermón requiere estudio a fin de que podamos derivar la instrucción y la curación, la guía e inspiración espiritual que allí nos esperan cada semana. Al que estudia fielmente cada día nuestra Lección-Sermón y absorbe los mensajes de estos libros asimilando las verdades en su mente y como su propio modo de pensar, nunca le falta valor y confianza, gozo e inspiración. La mente de quien así estudia nunca se ofusca ni se embota ni se desalienta, porque embebe diariamente el agua de la Vida en toda su pureza.
Casi desde que dió principio a su labor desinteresada en la que Dios la dirigía para que estableciera en beneficio del mundo la Causa de la Christian Science, nuestra Guía pasó por trances parecidos al que Judas Iscariote causó a Cristo Jesús. Entre los estudiantes que ella tuvo había algunos cuyo abultado concepto de sí mismos y su falta de espiritualidad los hizo fácil presa de la mente carnal para resistir y oponerse al Cristo, la Verdad, convirtiéndose en espontáneos instrumentos del magnetismo animal y apartándose de la organización que Mrs. Eddy fundó guiada por Dios.
Crítica de los otros, egoísmo intelectual y falta de aprecio hacia nuestra Guía, Mrs. Eddy, divinamente inspirada y dirigida, ofrecieron terreno propicio para las semillas de disensión que esparcieron tales tendencias y erróneos modos de pensar. Pero los que estudian diligentemente la Lección-Sermón que Dios nos da, los que estudian con esmero la letra de la Christina Science y asimilan su espíritu, jamás están expuestos a que los descarríen los fuegos fatuos de los conceptos personales.
La única Mente divina que es Amor y que nos ha favorecido con estos preciosos mensajes, se halla presente con cada uno de nosotros ahora y por siempre, capacitándonos para probar la verdad y desentendernos del error o del mal, sea cual fuere su pretensión o aspecto. Mrs. Eddy nos asegura que la Mente divina se interpreta a sí misma (véase Ciencia y Salud, pág. 577), y si identificamos cada Lección con la fuente de que dimana o sea la Mente divina, y a nosotros mismos como la expresión de esa Mente que todo lo sabe, encontraremos que la Mente, nuestro Padre, nos interpretará cada Lección para que percibamos, asimilemos y apliquemos precísamente lo que necesitemos para crecer en la gracia y acrecentar nuestra comprensión espiritual.
¿Necesita vuestra iglesia un avivamiento? ¿Pretende una sensación de apatía mesmerizar a los miembros de ella? ¿Falta ese absorbente interés y honda consagración que de cada uno de nosotros merece la Christian Science? ¿Parece esfumarse el gozoso entusiasmo que al principio sentíais? En tal caso, encontraréis el antítodo eficaz y seguro para tales errores en un avivamiento y genuino sentimiento de gratitude a Dios y a Su Cristo según los enseñó y demostró nuestro querido Maestro y en una verdadera estimación del lugar que ocupa Mrs. Eddy en el cumplimiento de la profecía y de su obra que Dios le inspiró y en la que El la dirigió para que presentara el Consolador prometido. Con tal fin, es indispensable apreciar más nuestra Lección Bíblica y aceptar y aplicar más consecuentemente su mensaje salutífero.
Escribiendo en el año de 1889 a una de sus clases Primarias que constaba de sesenta y cinco estudiantes, Mrs. Eddy hizo esta declaración vibrantemente despertadora y dirigente (Miscellaneous Writings, págs. 279, 280): “Nosotros, los que hoy estamos aquí en esta clase, bastamos para convertir al mundo si tenemos la misma Mente, porque entonces todo el mundo ha de sentir la influencia de esta Mente; como cuando la tierra estaba sin forma y vacía, y al hablar la Mente su forma apareció.” Ciertamente que no hay manera más cristiana y más científica para que los Científicos Cristianos tengan la misma Mente que estudiando cada uno fielmente, agradecidamente y esmeradamente nuestra Lección-Sermón, tomándola como mensaje de Dios directamente a cada uno de nosotros, para luego hacer práctico el Verbo dejando que la Lección-Sermón forme la pauta de nuestro pensar y de nuestro vivir. ¡Qué prepontente influencia y cuán irresistible para el bien es este estudio y aplicación de la Palabra de Dios en nuestra Lección-Sermón llevados a cabo conjuntamente cada día por todo el mundo y a toda hora! Eso protegerá a nuestra Causa y la hará prosperar, marchando nosotros unidos y dirigidos por Cristo, siempre de frente y ascendentemente, hacia la victoria.
