Miqueas predice en su profecía el triunfo y la gloria de la iglesia, indicando (4: 4): “Cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente.“ ¿No profetiza ésto la revelación de la integridad del hombre espiritual individual, perennemente libre de temor?
El hombre, la semejanza de Dios, está libre de todo lo que tienda a limitar, ofuscar o destruir. La Christian Science revela la entereza, la integridad todo abarcante de Dios, la Mente, y en consecuencia lo cabal de Su imagen, el hombre espiritual. Esta verdad se manifiesta individualmente cuando uno demuestra la unión científica entre Dios y el hombre. La recompensa de la devoción espiritual y de la obediencia a tal verdad es el logro de ese estado del ser que llamamos cielo, la armonía.
Cuando dijo Jesús (Juan 14:9): “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre,” talvez quiso decir que el que pudiera ver la individualidad que el Maestro expresaba en las características de la divinidad, vería la individualidad de Dios, que el hombre refleja, manifestada a la humanidad. La individualidad expresa el Principio creativo, la Mente divina, en su diversidad infinita.
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