Desde que tuve privilegio de conocer la Christian Science mi vida ha cambiado por completo. El conocimiento de esta Ciencia y su aplicación en la práctica me han abierto la puerta hacia la libertad mental y física.
El libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, me lo recomendaron cuando mi vida me parecía una carga demasiado pesada para mí. A medida que leía tan admirable libro, muchas cosas que me dejaban antes perpleja se me aclararon, e inmediatamente me advino consuelo. Era como si hubiera andado vagando por una tierra extraña y hostil y luego hubiera llegado, por fin, a un ambiente benéfico. Pronto sentí que el manto oneroso de los sufrimientos se me deslizaba de mis hombros.
Entonces quise yo saber más de esta religión. Comencé a ir a una Iglesia Científica de Cristo, y los testimonios que escuchaba en las reuniones de los miércoles me interesaban mucho. No tardé en aprender que la falsa evidencia de los sentidos materiales tapa la realidad de la Vida de manera que no la vemos, que los sentidos espirituales siempre están exentos de dolencias y que la Mente que es Dios nos da poder, paz y felicidad. A poco empecé a amar los servicios dominicales de la Iglesia y las reuniones de testimonios de los miércoles, sin querer perder ni un solo servicio o reunión. Con la ayuda de una amiga que era miembro devota de la Iglesia, y leyendo las obras de Mrs. Eddy, así como las publicaciones periódicas de la Christian Science, progresé rápidamente en mi comprensión espiritual. A lo que siguió mi curación de estreñimiento, de pleurisía, bronquitis, agotamiento y una afección cardíaca. Unos dientes que ya no estaban completamente esmaltados, perdieron su sensibilidad para molestarme.
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