Poco después de haber sido dado de baja en la Marina al terminar la segunda guerra mundial, comencé a manifestar síntomas raros. Consulté a varios médicos competentes y me dijeron que tenía esclerosis múltiple. Que eso me causaría una constante desintegración física y que acabaría por quedar lisiado. Me aplicaron varios tratamientos eléctricos, pero sin ningún éxito. También me dieron inyecciones de varias de las drogas que llaman milagrosas diariamente por cerca de un año. Luego me dijeron que no podían curarme ni sabían de que existiera cosa alguna que pudiera sanarme. Todo eso me dejó muy abatido.
Una amable vecina le dió a mi esposa un ejemplar de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy y nos recomendó lo leyéramos con toda imparcialidad. Comencé a leerlo casi sin ánimo pero dos o tres veces después de tratar de leerlo así me entró gran entusiasmo por ese libro de texto.
Un párrafo especialmente atrajo mi atención; el que dice (pág. 162): “La Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción ras es “Ciencia Cristiana”. le trae al cuerpo la luz solar de la Verdad, que vigoriza y purifica. La Christian Science obra como un alterativo, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa humores, disuelve tumores, devuelve la flexibilidad a músculos rígidos y restablece la salud a huesos cariados. El efecto de esta Ciencia es incitar la mente humana a un cambio de base, sobre la cual pueda ceder a la armonía de la Mente divina.” Yo comprendí que mi mente necesitaba mucho un cambio de base. El miércoles siguiente fuimos mi esposa y yo a una Iglesia Científica de Cristo y oímos varios testimonios de curaciones. Regresamos a casa más interesados que nunca en el libro de texto.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!