Hace varios años fué puesto en mis manos el libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Entonces yo casi nada sabía de la Christian Science y su poder curativo, pero a medida que leía comprendí que era una religión racional y lógica.
Me gustaba el libro de texto y lo leía a cada oportunidad que tenía, pero me era difícil leerlo mucho o de continuo, porque me empezaban a doler los ojos. Además, a causa de débil circulación de la sangre, mis brazos y mis manos se me entumecían de tanto sostener el libro.
Sin embargo, lo seguí leyendo, y pocos meses después desperté al hecho de que ya había sanado yo por completo, no sólo de vista cansada y débil circulación de la sangre, sino también de muchas otras afecciones incluso estreñimiento crónico, hemorroide, jaquecas, párpados granulados y una bronquitis que rayaba en tuberculosis ocasioando enflaqueciera mucho. Estas curaciones ocurrieron hace más de treinta años y han sido permanentes.
Cuando nuestro hijo tenía ocho años le pegó un sarampión grave. Mi esposa le calmaba sus temores hablándole del amor de Dios y de Su tierno cuidado de todos Sus pequeñuelos; y yo solicité tratamiento en ausencia para él telefoneando a un practicista de la Christian Science que se lo dió amorosa y eficazmente. Al día siguiente ya andaba jugando en el patio sin la menor traza de sarampión.
Trabajando yo un día, me enfermé de grippe. Al llegar a casa me acosté y mi esposa me tapó bien, yéndose luego a otro cuarto para darme un tratamiento. Yo me dormí y en pocos minutos desperté encontrando que mi resfrío había sido reemplazado con una sensación de calurosa comodidad. Me levanté completamente curado.
La Christian Science es el Consolador prometido por el gran Maestro, Cristo Jesús. Cuando se aplican debidamente sus verdades sanativas vencen toda circunstancia adversa. Estoy de veras sumamente agradecido por la benéfica ayuda que imparten los practicistas, por nuestra literatura, por haber recibido instrucción facultativa, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una filial y por el privilegio de haber tomado parte activa en la iglesia filial. No quedaría completo este testimonio sin expresar yo mi amor y mi gratitud por nuestra reverenda Guía, Mrs. Eddy, por habernos dado una religión tan pura que la sola lectura de su libro de texto nos libra de todos los males que sufre la carne. —Wenatchee, Washington, E.U.A.