El que entienda algo de la práctica de la Christian Science se preocupa sumamente cuando oye hablar de la tendencia que crece en los tiempos actuales a emplear el hipnotismo para curar enfermos y quitar dolores. El hipnotismo no es realmente curativo porque se concierne con el uso despótico de la fuerza de voluntad mortal, la potencia de una mente humana sobre otra. Uno puede percibir fácilmente el peligro de esa forma de relaciones, porque no tiene base moral ni ética en que fundarse y se presta a tremendo mal uso. Mientras que la práctica de la Christian Science se funda en el hecho de que la Mente divina gobierna su propia idea — el hombre, que es la imagen de Dios.
No hay hipnotismo en el método cristiano-científico, lo que hay es la revelación de la benéfica relación que existe entre el Padre y Sus hijos amados. En verdad, esta Ciencia destruye el despotismo humano y liberta a la humanidad de la dominación personal. Mary Baker Eddy explica la diferencia entre su método y el del hipnotista cuando dice en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” bajo el epígrafe marginal de “la Ciencia contra el hipnotismo” (pág. 375): “El Cientifico Cristiano prueba por la demostración que la Mente divina cura, mientras que el hipnotista desposee al paciente de su individualidad para dominarle.” Y agrega luego pocos renglones después: “El Científico Cristiano genuino aumenta el poder mental y moral de su paciente, y acrecienta su espiritualidad, mientras que le restablece físicamente por medio del Amor divino.”
La Christian Science no podría producir las admirables recuperaciones de la salud si no empleara las cualidades de Dios que es Amor, en su práctica mental científica. Mas el poder de esta religión descansa únicamente en el dominio que lo divino tiene sobre lo material. En vez de emplear la voluntad humana para cambiar unas circunstancias o condiciones materiales por otras, la Ciencia demuestra la voluntad divina que elimina todo lo que Dios no ha creado.
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