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Juntas para lograr se les patrocine

[Extractos de informes preparados para la División de Salas de Lectura]

Del número de julio de 1956 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Skokie, Illinois

El comité de construcción de nuestra iglesia ha venido invitando a los demás comités de la iglesia a que sean partícipes de la reunión mensual que trata de lo ya realizado por el comité de construcción. Se suplicó a la bibliotecaria y sus ayudantes tomaran a su cargo nuestra reunión de Junio.

En esa reunión se dió a conocer que son muchos los que llegan a interesarse en la Ciencia mediante la Sala de Lectura de la Christian Science. En ella hombres y mujeres ven y saben por primera vez vez de nuestro libro de texto, Ciencia y Salud, de las Lecciones- Sermones en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science, de nuestras publicaciones periódicas y demás literatura autorizada. También se dan cuenta en la Sala de Lectura de dónde se hallan nuestras iglesias y de sus horas de servicios religiosos, de nuestras Escuelas Dominicales y de las conferencias que se ofrecen al público.

A medida que una Sala de Lectura se vuelve más activa e invitativa mediante el amor, la gratitud, el aprecio y el trabajo metafísico de los miembros de la iglesia correspondiente y las visitas de esos mismos miembros, la Sala de Lectura no deja de atraer gente nueva contribuyendo así al crecimiento de la iglesia.

La reunión a que nos referimos fué únicamente para miembros de la iglesia. Muchos expresaron su agradecimiento por la ilustración allí adquirida y por haberles llamado su atención a la importancia que tiene la actividad de la Sala de Lectura para contribuir a la edificación de la iglesia.

Woodstock, Illinois

¡Cuánto nos place dar informe de nuestra junta y del entusiasmo con que la acogieron expresando su aprecio los que concurrieron!

La junta la tuvimos con anuencia de nuestra mesa directiva, y todos los miembros del Comité de la Sala de Lectura trabajaron metafísicamente orando en preparación de la junta, uniéndoseles en eso la bibliotecaria y sus ayudantes. Invitamos a ella a los que, sin ser miembros, sabíamos se interesaban definitivamente en la Christian Science, por haber sido ésta una excelente oportunidad para despertar su interés en nuestra Sala de Lectura. Enviamos por correo invitaciones a los miembros de la iglesia, a los que sin serlo concurren con regularidad, así como a los padres de los niños que asisten con regularidad a nuestra Escuela Dominical. También anunciamos de viva voz desde la plataforma que iba a celebrar esa junta el domingo y el miércoles anteriores a ella.

El programa se llevó a efecto en la iglesia propiamente dicha y en forma de discusión entre los oradores escogidos de la Sala de Lectura, sirvieron de ujieres y huéspedas. Durante quince minutos antes que empezara la junta se tocaron discos fonográficos de himnos, de los que se venden en la Sala de Lectura. Entonces ocuparon sus puestos en la plataforma los oradores nombrados de antemano y el que presidía la reunión formando un semicírculo. El presidente abrió la sesión con breve lectura bíblica y pasajes correlativos de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Marry Baker Eddy, a lo cual siguió la repetición al unísono del Padre Nuestro.

Cuando el presidente hubo dado la bienvenida a los concurrentes en breves palabras y expuesto el objeto de la junta, ésta quedó a disposición de los que iban a hacer uso de la palabra y a cargo del árbitro concordador de la discusión, que comenzó presentando a cada uno de los que tomaron parte en ella. Eran siete los oradores, cada uno miembro de la iglesia que había aprovechado el servicio de la Sala de Lectura de allí o de otros lugares al resolver problemas que formaban parte de su experiencia como bibliotecaria, como dueño y encargado de una granja, maestra de una Escuela Dominical, madre y ama de casa, hombre de negocios, estudiante en un colegio y como alumno de la Escuela Dominical, respectivamente. Cada cual habló primero de su propia experiencia, y luego entraron en la discusión general intercambiándose ideas.

Al prepararse para la junta, cada uno de los que hablaron preparó en sinopsis lo que iba a decir, ayudándoles luego el árbitro a coordinar sus ideas. Varios ensayos previos tuvieron los que tomaron parte, ayudándoles el árbitro a coordinar sus ideas y a regular el tiempo que iban a emplear en la discusión. Todos se esmeraron en conservar íntegra la espontaneidad de sus comentarios y el entusiasmo con que los sentían y exponían. Cada cual había resuelto aceptar y guiarse por lo que la Mente divina les indicara. Lo cual se evidenció lindamente al verificarse la junta porque los participantes expresaron algunas ideas que no formaban parte del programa ensayado, y los que las expusieron lo hicieron con toda espontaneidad y vivo interés y naturalidad al proferirlas. Se relataron varios casos de curaciones físicas y problemas de otra índole que quedaron resueltos gracias al trabajo meta- físico emprendido en la Sala de Lectura.

Al terminar la discusión el árbitro resumió lo discutido enumerando en síntesis cada punto. Entonces volvió la junta a quedar bajo la dirección del presidente del comité encargado de la Sala de Lectura, que procedió a invitar a los concurrentes a que pasaran a los salones anexos de la Escuela Dominical en los que se exhibían en atractivo arreglo los efectos que tiene en venta la Sala de Lectura. Cada puesto era atendido por una empleada o ayudanta de la Sala de Lectura, que respondía a las preguntas que se le hacían, respecto a lo exhibido allí. No se hicieron ventas. Habíamos decidido dedicar esa parte de la noche a explicar qué era lo que vendíamos en la Sala de Lectura y a despertar más interés de los presentes en los objetos exhibidos. Mientras eso se hacía en la exhibición los discos fonográficos que expende la Sala tocaban himnos a la sordina allá en el fondo de la exhibición.

Damos gracias por la ayuda que recibimos para preparar esta junta y por las muestras del mayor interés que se han venido evidenciando después de efectuada esa junta.

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