El estudiante de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens ). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. se da cuenta usualmente pronto de que una mejora en su experiencia — su salud, habilidad, relaciones, éxito en cualquier cosa que le concierna — no depende de factores que estén fuera de su dominio. Adquiera una comprensión nueva de sí mismo y percibe que no tiene limites en cuanto le atañe, como parecíale. Ve que posee un dominio mayor del que había reconocido sobra sus circunstancias actuales y también sobre lo le espera.
Tales cambios de perspectiva los causan naturalmente las enseñanzas de la Christian Science y con frecuencia los apoya la evidencia de la curación inmediata de una u otra enfermedad o del vencimiento de otras dificultades. Las evidencias se multiplican a medida que uno avanza en el desenvolvimiento de su comprensión, pero hasta el estudiante que recién empieza percibe fácilmente que su actual oportunidad no reconoce límites. Es esencialmente una oportunidad de mejorar sus pensamientos, y cuando se compenetra de las implicaciones de este hecho, se siente por regla general alentado provocativamente e inspirado como nada en su experiencia anterior hubiera logrado hacerlo así. Sus problemas ya no parecen provenir de circunstancias materiales, de lo que otros piensen o hagan, ni de ninguna otra cosa acerca de la cual él pueda hacer poco o nada. Percibe que sus problemas están en su pensamiento, y que cuando se le clarifica e ilumina el pensamiento como la Christian Science muestra ser tanto posible como natural, se solucionan sus problemas.
Ve también que ninguna condición o estado es más difícil de corregir que su propio pensar acerca de tal estado. Este descubrimiento pueda parecerle casi increíblemente feliz al principio, tal vez en vista del hecho que también revela esta Ciencia de que la mejora necesaria en su modo de pensar es natural en él — que no tiene que realizarse por los medios que él conocía ya, sino que le viene espontáneamente mediante un nuevo sentido de la inteligencia que le pertenece en realidad. Aun así, si la mejora ha de ser lo que puede y debe ser, le exige que dé o exprese lo mejor que le sea dable. Pero a medida que se da a esa tarea de todo corazón, cosecha los resultados que le recompensan ricamente.
La base en que se funda esta enseñanza y las evidencias que de ella emanan están en la doctrina bíblica de que Dios, el bien, es Todo, y de la semejanza del hombre a El, que es la una doctrina que en la Christian Science se reconoce a toda plenitud tanto en su sentido científico como religioso. Muestra tal Ciencia que todo lo puede saberse o conocerse en realidad es el bien infinito que es Dios, y Su infinita manifestación, el hombre y el universo — un hecho que se confirma de continuo en la experiencia de los Científicos Cristianos. Porque cuando se eleva y ensancha el pensamiento de uno la verdad respecto a sí mismo, a los demás, y a su medio ambiente, según la revela esta Ciencia, la evidencia que presentan los sentidos cambia. Ha probado en el grado correspondiente que él y los demás expresan la infinitud del bien, y no conocen nada que sea desemejante.
Se da cuenta de que lo que parecía diferente era únicamente la vista errónea y limitada de los sentidos corporales y la ilusoria mentalidad asociada con ellos que se conoce en la Christian Science como mente mortal. Cuando se reconoce la verdad, esa aparente representación equivocada disminuye hasta desaparecer finalmente.
Es sumamente alentador para el estudiante ver y en efecto sentir a medida que avanza en su trabajo en la Ciencia, que tal reconocimiento de la verdad espiritual es sencillamente su descubrimiento de que Dios, que todo lo sabe, es su Mente y que esa Mente infinita obra en él “asi querer como el hacer, por su buena voluntad”, como dicen las Sagradas Escrituras (Filipenses 2:13).
En semejantes demostraciones está implicada una verdad que más las clarifica que los hombres de ciencia natural y la humanidad en general vienen ya notando y que la Christian Science aclara, que las circunstancias o condiciones materiales no son lo que parecen en sí, sino que son la expresión exteriorizada de los pensamientos. Es obvio que, al verlas en el modo humano ordinario, uno está directamente al tanto, no de las condiciones en sí, sino de su propia impresión de las condiciones en sí, sino de su propia impresión de ellas. Pero la Christian Science va más allá mostrándole a uno está viendo sus propios conceptos que uno ha tomado equivocadamente como suyos —únicamente.
Así Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science, dice en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 86): “La mente mortal ve lo que cree tan ciertamente como cree lo que ve. Siente, oye y ve sus propios pensamientos.” Y dice también (ibíd., pág. 220): “La mente mortal produce sus propios fenómenos y luego los atribuye a otra causa — como un gatico que se mira en el espejo y se imagina que ve otro gatico.”
Puesto que nuestros pensamientos son lo que vemos, es claro que cuando los que aceptamos como nuestros mejoran, la evidencia ante nosotros mejora, y en esto está la oportunidad inspiradora que la Christian Science ofrece al estudiante. Encuentra que Mrs. Eddy le dice llanamente (ibíd., pág. 261): “Mantened vuestro pensamiento firmemente en lo imperecedero, lo bueno y lo verdadero, y traeréis éstos a vuestra experiencia en la medida en que ocupen vuestros pensamientos.”
El efecto de seguir este consejo es semejante a lo que nos pasa cuando soñamos al dormir. En el sueño, la gente, los edificios, las montañas, etcétera pueden haber parecido muy reales, y los problemas asociados con todo eso pueden parecer sumamente insolubles, pero cuando cambiamos de modo de pensar — cuando despertamos — cambia la evidencia. De igual manera mediante el despertamiento espiritualmente científico, que ocurre cuando mantenemos nuestro pensamiento fijo en lo que es verdadero, la enfermedad, la carencia y otras condiciones que no se asemejan a la realidad divina, ceden y desaparecen.
Lo que todo esto significa es, claramente, que lo que uno piensa, o sea la proporción en que uno reconozca la Verdad, es lo único que determina su experiencia. Significa que lo que otros piensan no afecta el pensamiento de uno, a no ser que uno mismo deje que su pensamiento responda a lo que de erróneo sugieran los otros. Significa que el progreso de uno mismo no tiene que esperar a que los otros progresen. Que su experiencia actual depende de lo que él piense actualmente. Que su pasado no es preciso que afecte su experiencia de hoy, a no ser que él lo admita, en su pensar de ahora, y que a toda hora tiene él la misma oportunidad de mejorar su experiencia que la que tiene de mejorar su pensamiento.
Significa, además, que su propio pensamiento y oración espiritualmente científicos pueden aportarle una evidencia hasta del más amplio carácter; que puede mejorar su sentido del medio ambiente, así como de su salud personal, o del gobierno mundial así como del hogar o de los negocios y que estas evidencias mayores se le revelan naturalmente cuando reconoce el gobierno universal de Dios.
El progreso que uno logra en su demostración de la realidad divina, empero, no lo hace menos solícito de las necesidades de los otros ni les ayuda menos de la manera en que estén mejor preparados para recibir tal ayuda. Esto lo mostró claramente Cristo Jesús en toda su carrera, pues hasta el día en que ascendió— o se elevó ya por encima de toda materialidad y limitación — todavía aconsejaba a sus discípulos respecto a lo que además podían hacer por ellos mismos y por la humanidad. EI progreso de uno en la Ciencia beneficia a los demás en proporción en que respondan a la verdad que él reconoce.
El que busque ser guiado con el fin de mejorar su modo de pensar, hallará los escritos de Mrs. Eddy llenos de indicaciones a ese respecto. Lo que ella dice de continuo y en forma tan moderna como científica se adapta a toda clase de necesidad humana y es lo que enseñaba Jesús, a saber, que el pensamiento tiene que ajustarse o concordar con la naturaleza de Dios, Mente divina, Vida y Amor. EI Maestro lo puso en estas palabras sencillas (Mateo 6:33): "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia: y todas estas cosas os serán dadas por añadidura." Es claro en la Christian Science que cuando uno despierta a las cualidades de Dios y las reclama como suyas para reflejarlas, salen a luz en su experiencia, y el mal y la limitación desaparecen.
Un modo de allegarse a tan felices resultados con sencillez, y un allegarse que siempre tiene efecto sorprendentemente ramificado, es mediante el amor. Puede decirse sin reservas que no hay situación humana que no pueda mejorarse amando más — mostrando más genuino amor inteligente y desinteresado que expresa la naturaleza de Dios.
Si hubierais sido un residente representativo u ordinario de cierta zona rural que acabara de ser azotada por una tormenta, os habríais encontrado ante una rareza de inconveniencias debido a hallarse rotos los cables o alambres transmisores de la energía eléctrica. Estaríais sin calefacción en vuestro horno o en vuestro fogón de cocina, sin alumbrado durante la noche y sin que funcionara el refrigerador, o sin agua; porque todas esas casas rurales dependen para todo eso de la electricidad. No hubiera sido fácil ver cómo todos esos menesteres habrían de suministrarse siquiera pasablemente. Por días hubiera sido ardua tarea ver cómo mantener la casa en condición habitable. Pero con la restauración del servicio de energía eléctrica todas esas dificultades habrían desaparecido. Habríais tenido inmediatamente todas las usuales conveniencias y comodidades del hogar.
La experiencia nuestra, por lo que atañe al amor, no deja de ser análoga a lo que acabamos de relatar. Con un sentido más verdadero del amor, cambia la escena abrillantándose más todas sus fases sin que importe cómo parecía estar antes. Los resultados suelen ser sorprendentes hasta para quien haya visto anteriormente muchas veces semejantes resultados.
¿Por qué es así? Porque el amor es la inteligencia verdadera. La única inteligencia capaz de comprender de seguro y experimentar la realidad. Para darnos mejor cuenta de que el bien es infinito y vernos a nosotros mismos y a los demás como su expresión, no tiene uno más que reconocer más plenamente el gran hecho de que el Amor divino que es Dios es su Mente y que ejercer su derecho de ver como ve la Mente, y en consecuencia, amar como ella ama. La Christian Science enseña que todos pueden hacerlo así suficientemente para satisfacer sus necesidades actuales y las futuras.
Humillaos, por tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce a su debido tiempo; echando sobre él toda vuestra solicitud, porque él tiene cuidado de vosotros. — I pedro 5:6, 7.
