En lo pasado el templo se consideraba un lugar de seguridad para todos los que buscaran refugiarse en él. Cualquiera que se viera perseguido por la policía, fuera inocente o culpable, podía hallarse seguro por cierto tiempo con sólo echarse en los escalones de la entrada a la iglesia, exclamando “!santuario!”
Aunque hoy ya no se acostumbra hallar así refugio en una iglesia quien se vea buscado o perseguido por las autoridades del país, el templo de Dios está probando ser, hoy como siempre, un santuario para todos los que lo busquen humilde y confiadamente, encontrando protección y fuerzas. Cuando uno empieza a identificarse con la Iglesia, desde ese instante se pone a edificar sobre la Roca que es Cristo. Así comienza a aliarse con Dios, sintiendo el bien, como resultado seguridad y paz.
En "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras," Mary Baker Eddy define en parte la Iglesia como "la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino o procede de él" (pág. 583). Esta Iglesia ideal o puramente espiritual es el "edificio de Dios, casa no hecha de mano, eterna en los cielos" (II Corintios 5:1). Todo lo que constituye este edificio lo gobierna el Principio divino, que es Amor, y nada negativo o carente de principio fundamental halla o tiene lugar allí. Mrs. Eddy sabiamente completa la definición de la Iglesia así: "La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos."
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