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No hay paro en la Mente

Del número de octubre de 1957 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mediante su descubrimiento de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es "Ciencia Cristiana"., Mary Baker Eddy probó que Cristo, el poder que evidencia la presencia de Dios, siempre está a la mano para subsanar toda discordancia que sobrevenga en la existencia humana. Con su incesante actividad, el Cristo se halla disponible para disipar o evitar toda interrupción en el funcionamiento del cuerpo, el hogar, los negocios o cualquier otra situación. A fin de probar esto, el Científico Cristiano tiene que aceptar y mantener consecuentemente ciertas verdades fundamentales de la Christian Science.

He aquí unas cuantas de ellas: Dios, la Mente divina, es el único creador y la sola fuente u origen de toda acción. La creación de la Mente es perfecta, gobernada por la ley y el orden divinos. Es completamente espiritual, consistiendo en ideas espirituales y perfectas, inalteradas e inalterables, que moran en la Mente y están perfectamente coordinadas entre sí. A estas ideas no las pueden tocar ni la enfermedad ni la inacción ni el exceso de acción ni el paro ni la dilación ni ninguna otra condición anormal, de la existencia humana. Todo movimiento o relación en el universo de la Mente concuerda con Cristo, el poder y la dirección infalibles de la Verdad, la Vida y el Amor omnipotentes.

Pero hay que entender más si uno quiere vencer las creencias de la anormalidad y la interrupción. Uno debe reconocer que, en la existencia humana, su cuerpo, hogar, negocio y medio ambiente son la evidencia de los pensamientos que alberga a ese respecto. Músculos rígidos o tiesos, condiciones humanas estancadas, familias que no progresan nada tienen de realidad. Son falsas creencias hospedadas por los engañados por los sentidos materiales.

Estos sentidos materiales formulan, en la creencia, falsas condiciones basadas en la sugestión de que la materia constituye poder aparte o independiente de Dios. Los resultados discordantes de tales creencias aparecen en la falta de funcionamiento del cuerpo, los negocios o el hogar y otras fases de la supuesta existencia mortal. Todas esas condiciones quedan probadas irreales y reemplazadas con la acción armoniosa cuando se mantienen persistentemente en la vida diaria las verdades absolutas respecto a Dios y el hombre.

Dice Mrs. Eddy (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 378): "Sin la llamada mente humana, no puede haber inflamación ni acción aletargada en las funciones del organismo. Suprimid el error y destruiréis sus efectos." Mrs. Eddy probó la verdad de esa declaración cuando curó rápidamente a un hombre que venía sufriendo de una grave actividad intestinal. Nos dice en sus Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 69) que los médicos lo habían dejado a que se muriera después de haberle dado tres dosis de aceite de crotón sin que le produjera ningún alivio.

¿Cómo logra la Christian Science semejantes curaciones? Mrs. Eddy no aceptaba el testimonio de los sentidos corporales ni las pretensiones de la medicina material. Ella aceptaba sólo el testimonio del Espíritu. Con su comprensión de la Christian Science ella había aprendido a reconocer que el hombre es espiritual, nunca sujeto a poder que no fuera el de Dios. Ella sabía que el cuerpo o La identidad del hombre la constituyen las ideas espirituales, siempre perfectas y produciendo un funcionamiento armonioso. Era el concepto que nuestra Guía tenía del hombre lo que destruía las erróneas creencias de que hay realidad en la materia, y por tanto, destruía los falsos conceptos de órganos que no funcionan bien. Ella sabía que los músculos y los nervios no obran de por sí, sino que responden solamente a las creencias de la mente mortal respecto a ellos. Si el sujeto ha sido educado aceptando tales creencias, se somete a la propensión de los discordantes resultados consiguientes.

Alguien cuyos asuntos personales se le hayan estancado o que sufra un paro de cualquier otra índole, física o mental, puede exclamar: "Pero yo acepto las verdades espirituales de la Christian Science, y sin embargo, no sano." Mrs. Eddy nos dice qué hacer en toda circunstancia discordante cuando declara en Cienca y Salud (pág. 79): "Un método mental científico es más saludable que el uso de medicinas, y tal método mental produce salud permanente." Y luego indica ella el trabajo incesante del Científico Cristiano en estas palabras: "La Ciencia debe recorrer todo el terreno y desenterrar toda semilla sembrada por el error."

Si esta parece una tarea larga, no por eso deja de ser posible de realizarse siempre. La Christian Science abre el camino hacia la salud, la armonía y la actividad humana correcta en la experiencia humana. Tratar de escaparse uno de cualesquiera circunstancias discordantes mediante métodos materiales o muriendo, de nada aprovecha, puesto que eso sólo aumenta la carga o el trabajo de "desenmarañar nuestros enredos," como indica nuestra Guía (ibíd., pág. 240). Comencemos hoy a desarraigar de nuestro pensamiento todo error, y alegrémonos de cada discordancia vencida, cada pretensión de los sistemas materiales expuesta como irreal, cada defecto de carácter reemplazado con alguna cualidad del Espíritu.

En esta actividad el estudiante aprende a cultivar paciencia, buena voluntad, perseverancia y gratitud por lo que de bueno se nos revela. Aprende a calmarse, a mostrarse ecuánime ante el error y a ver la falsedad de sus pretensiones. Despierta a la necesidad de vencer las creencias de la apatía y el estancamiento mentales. Esta actividad no implica que se requiere tiempo. Dice Mrs. Eddy en Unity of Good (La Unidad del Bien, pág. 11): "Jesús no requería ciclos del tiempo ni del pensamiento a efecto de madurar el quedar aptos para la perfección y sus posibilidades."

A medida que los Científicos Cristianos laboran cada día a fin de establecer en su consciencia el concepto verdadero del hombre, las mentiras de la mortalidad quedarán expuestas y su irrealidad probada. La depresión, el estancamiento mental y el desaliento desaparecerán. Y se cumplirá la profecía de Isaías (35:5, 6): "Entonces serán abiertos los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos serán destapados; entonces el cojo saltará como ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque revientan aguas en el desierto, y arroyos en el yermo."

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