Junta de Frutos de los Periódicos
[Síntesis de las pláticas en esa junta celebrada a las 10 a.m. del 4 de Junio, cuyos textos íntegros aparecen en inglés en el Christian Science Sentinel de Julio 6 de 1957.]
Carta de salutación de La Junta Directiva de la Christian Science
Queridos amigos:
Os damos una cordial bienvenida a esta reunión en pro de los periódicos de la Christian Science. Muchas ideas útiles nos serán presentadas para la expansión y el enriquecimiento de la tarea que están cumpliendo.
Debemos esperar frutos ilimitados de los periódicos que nuestra Guía, Mary Baker Eddy, estableció a través de su previsión y su amor por la humanidad. Van a los cuatro rincones del mundo, llevando mensajes de paz, buena voluntad, esperanza, inspiración y libertad. Están bendiciendo al pensamiento receptivo, proclamando la buena nueva de que “en donde estuviere el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (II Corintios 3:17).
Los periódicos de la Christian Science son una potente fuerza en su efecto de oposición a la publicación del error tan generalmente diseminada. Ningún esfuerzo puede ser demasiado grande para auxiliar en el adelanto de la misión que nuestra Guía contempló para estas publicaciones, ni puede tal trabajo ser emprendido con demasiada consagración.
Mrs. Eddy dice en Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 262): “Nos vemos alegrados por el Amor divino que desata las cadenas de la enfermedad y el pecado, abriendo la cárcel a los aprisionados; y deberíamos estar más agradecidos de lo que aún pueden expresar las palabras, a través de este mensajero de blancas alas, nuestro Journal.”
Expresamos nuestra apreciación y gratitud más profundas a los miembros apoyan nuestros Madre que tan sinceramente apoyan nuestros periódicos.
Nota tónica el mensaje de los Fideicomisarios de la Sociedad Editora de la Christian Science
Nosotros los Fideicomisarios de la Sociedad Editora de la Christian Science os damos una cordial y sincera bienvenida.
Es un privilegio para aquellos de nosotros que servimos en la sede principal de saber algo acerca de la devoción que vosotros y otros en el Campo sentís por la Causa de la Christian Science. Este conocimiento viene a nosotros a través de vuestro continuo apoyo de los periódicos, en las fervientes cartas recibidas que expresan apreciación por un artículo o por las series que publica nuestro periódico cotidiano, o por alguna Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science que os ha sido especialmente útil y os ha traído curación. También nos damos cuenta de esto, ya que vuestra presencia al tiempo de la Asamblea Anual puede sea el resultado de largos proyectos y mucho sacrificio, para así poder relacionaros más de cera con este progresivo movimiento espiritual armado contra las aparentes fuerzas del error y el mal en el mundo.
El deseo de alinearse con el bien e identificarse como un Científico Cristiano activo indica la naturaleza de vuestra dedicación y aquello que rinde como recompensa. Al dar la bienvenida a sus amados miembros a la Asamblea Anual de La Iglesia Madre hace cincuenta y siete años veneranda Guía, Mary Baker Eddy, les dirigió la palabras dicién-doles lo siguiente en su Mensaje a La Iglesia Madre para el año 1900 (pág. 15): “Habéis venido hoy a una fiesta suntuosa, la que os ha estado esperando hace muchos años. Los invitados están por encima de cualquier título humano, y esta fiesta es una Pascua.” Al vernos aquí reunidos en el espíritu de sus palabras, todo sacrifico que hayamos hecho por la Causa se convierte en una ofrenda sagrada en todo el significado de la palabras y cada favor mutuo un privilegio.
Recordamos a una persona del extranjero que hizo su primera visita a Boston. Era una mujer retraída y abnegada pero una que se sobrepuso a su evidente falta de seguridad en sí misma, mediante una determinación de propósito que probó su devoción por la Christian Science. Diecisiete años antes se había propuesto visitar la ciudad de Boston, una expectativa en realidad casi sin esperanzas de cumplirse por la aparente falta de fondos. Sin embargo se proveyó de una alcancía, y durante esos largos años puso en ella cada centavo sobrante, uno a la vez — como el maravedí de la viuda — al mismo tiempo que con una oración daba gracias que en fin de su propósito se hallaba un poco más cerca. Finalmente después de casi dos décadas la suma necesaria para el viaje había sido completada y ella apareció en Boston, irradiando felicidad por haber dedicado su vida a tan alta finalidad. Esto verifica las palabras de nuestra Guía en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 199): “La devoción del pensamiento a un objetivo honrado hace posible alcanzarlo.”
Después del descubrimiento de la Christian Science, nuestra Guía dió su primer pensamiento a la organización de su Iglesia. Para ella el término organización debe de haber significado cómo trabajar en unidad. En la Iglesia Madre en Boston, Massachusetts, los Científicos Cristianos trabajan juntos armoniosamente, y mediante su habitud de la oración en el preparar el trabajo diario, el orden y la devoción al alto llamado, presentan aquello que debiera caracterizar a toda organización llamada iglesia — a saber, hermanos que viven juntos en unidad.
Mediante la misma fidelidad prosigue el trabajo en la organización de una iglesia filial bien ordenada; cada dignatario y miembro escucha y sigue devotamente los designios de la Mente.
Tres son las fases que se destacan a este tiempo, tres fases que expresan tres necesidades, a saber, la dedicación, la devoción y la consagración.
Respecto a la primera, debemos dedicarnos con más entusiasmo que nunca a la Causa que hemos abrazado con tanto afán, y sentir el regocijo de aventurarnos en un plano de comprensión espiritual más alto, sintiendo nuevamente ese ardor infantil en aquello que es eternamente nuevo, vital y permanente.
Luego, es menester que reavaluemos nuestra devoción hacia nuestra Guía para que nuestra gratitud se vea demostrada en nuestras vidas más que en las meras palabras; debemos apoyar devotamente la organización que ella fundó y practicar la regla espiritual de la curación que dió, renunciando a todo recurso material, dedicando nuestra vida en ejercicio de aquello que es puro, recto y bueno.
Finalmente, necesitamos consagrarnos de nuevo a la más grandiosa Causa de todas, la Christian Science, mediante la cual queda preservada la seguridad y la conservación de la humanidad.
El mundo tiene necesidad de aquellos Científicos Cristianos que se hallan alertas a las exigencias de la hora presente tanto en los asuntos mundiales como en nuestras vidas individuales; que no sucumben a las influencia enervantes del sueño y las indulgencias propias, pero que se hallan prontos a dedicar sus vidas a la gran Causa que nuestra Guía estableció para la regeneración de la humanidad. Sólo mediante una completa conquista de la inercia, la apatía y el yo propio en sus variadas formas puede el Científico Cristiano emerger en su luz verdadera como un valiente luchador por lo justo, alerta, bien informado, demostrando con científica certeza la supremacía del bien sobre el mal y la vida sobre la muerte.
Tenemos dentro de la comprensión de la consciencia el hecho más sublime jamás otorgado al hombre — la incomparable, la inmensurable Ciencia divina. De la cual nuestra Guía ha dicho (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 126): “La poseemos sólo cuando la vivimos.” Aquello que se glorifica en la curación de los enfermos y el resucitar a los muertos en el pecado, está hoy con nosotros, esperando ser adoptada y experimentada individualmente. La Causa de la Christian Science es para cada uno de nosotros una dádiva sagrada. La poseemos sólo en nuestra consciencia. Se expanderá a medida que cada Científico individual permita su declaración y expresión. Debe manifestarse a los enfermos rápida y convincentemente. Debe sentirse a través de la dedicación, la devoción y la consagración. Debe ser expresada en vidas gloriosas y regeneradas.
La Causa continuará progresando en proporción a nuestra fidelidad. Atraigamos al desconsolado, los cansados y agobiados, mediante la humildad de nuestro pensamiento y la pureza de nuestras vidas. El Cristo mora en el hogar donde la humildad reina potente. Sobre el dintel de su puerta se ve el lema “Dios es Amor.” En su mesa se sirve el vino de la consagración y el pan de Vida. Permitamos que nuestra humildad, nuestra fortaleza, nuestra calma proclamen al Cristo apacible que llevamos dentro del corazón.
Después de unos momentos de oración en silencio seguida de la repetición en alta voz del Padre Nuestro, se dieron las siguientes alocuciones:
La misión de nuestro diario
Redactor de ultramar del Christian Science Monitor
Como Científicos Cristianos sabemos que las condiciones de que sufre el hombre son el resultado de su modo de pensar. Sabemos también que para sanar las condiciones discordantes, debemos corregir los pensamientos que las producen. De manera que la misión consciente y concienzuda del Christian Science Monitor no es meramente la de denunciar aquellas condiciones que deben ser remediadas, sino suministrar también aquellos conceptos justos del hombre y de su existencia, que irresistiblemente traen en su estela la curación.
Además, cada día provee una nueva prueba de que el mundo anhela el tipo de inspiración y guía que suministra el Monitor. Es verdad que el mundo está deseoso de enterarse de las noticias. Pero también está hambriento por algo más que eso. Su hambre intensa y verdadera anhela la dirección y guía espirituales. Tiene ansias por la inspiración de la Verdad, la ministración del Amor y la guía de la Mente. Desea ser alentado en sus esfuerzos hacia la reforma moral, espiritual, política, social y económica. Está sediento de recibir conforto en sus tribulaciones y reconocimiento en sus triunfos.
El Christian Science Monitor provee todo esto en el espíritu amplio y completo del descubrimiento divino cuyo nombre lleva. Consciente de la significación de este nombre, el Monitor mantiene una guardia activa sobre el mundo. Pero lo hace con una profunda comprensión de la visión de Mary Baker Eddy por su diario, que debía bendecir a todos los hombres sin dañar a nadie. De acuerdo a las circunstancias, el Monitor inspira, alienta, advierte e instruye. Compartiendo las esperanzas más exaltadas del mundo, las purifica y las eleva, dándoles mayor fuerza, objetivos más rectos y mejor dirección. Aspirando más alto que a la fama o la ganancia se dedica a dar constancia de la operación del Cristo cada vez más visible el la consciencia humana.
La fuente principal de la capacidad del Christian Science Monitor de ayudad a la humanidad reside en su habilidad de interpretar correctamente las señales de la hora. El Monitor insiste sobre lo verdadero y no lo ficticio, lo cierto y no lo sensacional, lo completo en vez de lo parcial y la amplitud en vez de la parcialidad. Pues sólo así podrán los lectores del Monitor estar preparados para utilizar su información como se debe — para bendición de la humanidad.
Qué experiencia más remunerativa es la de sentarse y calmadamente contemplar cuál es en realidad la verdadera naturaleza de este diario en el cual Mrs. Eddy puso tantas esperanzas. ¿Acaso no tenemos razón en considerarlo como parte de la larga corriente histórica de la espiritualización del pensamiento humano? ¿No está pues vinculado inseparablemente con el Antiguo y Nuevo Testamento, con las palabras y la obra de Cristo Jesús y los escritos de la Descubridora y Fundadora de la Christian Science? De manera que ¿no podemos entonces considerar al Monitor como el prototipo del periódico ideal actual, así como el verdadero Científico Cristiano individual es el prototipo del Cristiano ideal de estos tiempos?
Como tal, es de suma importancia que el Monitor sea leído y comprendido en su totalidad. ¿Nos sentimos a veces tentados de pensar, sobre todo si el Monitor llega a nuestras manos unos cuantos días después de su publicación, que el objeto principal de sus noticias y artículos es la de servir de marco al artículo religioso? Si este fuera el caso recordemos que Mrs. Eddy consideraba la totalidad del Monitor como esencial en su misión sanadora. Si ella no hubiese deseado que fuese leído totalmente, no habría sido necesario que ella diese órdenes de que al igual que las otras publicaciones de nuestra Iglesia, fuese mantenido al día y editado cuidadosamente.
El único propósito de mantener al Monitor al día es para que sus lectores también lo esten. No existe practicista de la Christian Science que a propósito se mantendría en la ignorancia del trabajo necesario que debe hacerse por un paciente. Del mismo modo no podemos permitirnos de permanecer en la ignorancia acerca de la tarea igualmente importante a cumplirse por el mundo.
En un muy amado pasaje de nuestro libro de texto, Ciencia y Salud, Mrs. Eddy escribe (pág. 58): “El hogar es el lugar más amado de la tierra, y debería ser el centro, aunque no el límite, de los afectos.” Existen pocos métodos mejores de ampliar nuestros sanos intereses y afectos verdaderos que mediante la lectura del Christian Science Monitor. Nos ayudará a hacer frente a cualquier pretensión de egotismo, falta de clarevidencia, pasividad intelectual o cualquier otra de las tantas creencias que intentan limitar a la humanidad.
Desearía mencionar en esta oportunidad tres ejemplos del modo en que el Monitor ha tratado se servir tanto a los lectores individuales como al mundo en general mediante artículos destinados a elevar el pensamiento de los hombres. Me refiero específicamente a la serie publicada el invierno pasado. A saber: “The Impact of Jesus' Teachings Today” (El impacto de las enseñanzas de Jesús en el día de hoy), “How Lincoln Found God” (Cómo halló Lincoln a Dios) y “Britain Revisited: The Essential Ally” (Volviendo a visitar a la Gran Bretaña: El aliado vital).
La primera serie fué publicada para poner de relieve la continua operación de las verdades espirituales básicas en la experiencia de la humanidad. La segunda señalaba que la verdadero grandeza está unida inseparablemente con el sentido espiritual. La tercera tenía el propósito de ayudar a sanar la desavenencia que ocurrío el otoño pasado entre los dos pueblos que nuestra Guía había tan claramente ligado en pensamiento y propósito que hasta dedicó un poema al idealismo de la unidad anglo-americana.
En una de sus últimas instrucciones a sus discípulos Jesús dijo (Marcos 16:15): “Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura.” Similarmente, The Christian Science Monitor debe ir por todo el mundo, pues también juega un importante papel en el crecimiento de la diseminación de la verdad espiritual. El Monitor fortalece y purifica la cristiandad; fomenta el crecimiento de la iglesia; divulga la luz de la Ciencia divina. Sin ella ¿tendríamos acaso hoy tantos individuos todavía ocupados en la lucha aparentemente sin esperanza contra las aflicciones de la existencia mortal? Por lo tanto el trabajo en pro de la circulación del Monitor es en un sentido muy verdadero el cumplimiento de las instrucciones que nuestro Maestro hizo a sus seguidores.
Tal como el Monitor bendice a la humanidad en general, así también bendice a cada uno de nosotros. Y hallamos que las columnas de avisos de este diario son uno de los conductos mediante los cuales se manifiesta esta bendición. Completamente aparte de las entradas indispensables que el Monitor recibe de los avisos, este renglón comprendido y aceptado correctamente ayuda a despertar al mundo a la provisión abundante y justa que provee el Amor divino.
A medida que crezca nuestra comprensión de lo que significa la Christian Science para el mundo, también crecerá nuestro concepto de este diario. The Christian Science Monitor está es manos del propósito divino. De modo que es mucho más que una mera publicación útil. Es un requisito para el desarrollo gradual del desenvolvimiento espiritual del mundo. Es por cierto una columna esencial del progreso y el esclarecimiento humanos. También es una fuente de gozo para la humanidad, pues hace que la sabiduría, la inteligencia, el progreso y el bien aparezcan naturales y buenos, más bien que abnormales y extraordinarios.
Cada año que pasa revela más claramente la profunda inspiración que animó a Mrs. Eddy cuando fundó el Monitor para que diera al mundo en forma pura y genuina las inexhaustas riquezas de la Christian Science. Más lleva acabo el Monitor más importante será y más se esperará de él. Por lo tanto demuestra en su existencia corporativa la misma regla de crecimiento que rige o se aplica en el caso de cada Científico Cristiano individual. A pesar de lo importante que es hoy el papel que juega el Monitor, puede y debe contemplar un futuro aún más grande e inmensurable.
El pensar bien rehará, de cierto ya está rehaciendo, no sólo al mundo sino al concepto que de él tienen los hombres. La humanidad no ha nunca buscado tan ávidamente la solución a todo aquello que se le presenta como hoy. En ninguna era de la historia que conocemos se ha dado tan abierta y sincera consideración al problema de la existencia humana y al asunto de la verdadera existencia espiritual, como en la presente. De manera que, para el bien, estos son en realidad tiempos de significación y oportunidades inmensas.
La llave de esta oportunidad yace exclusivamente en el servicio desinteresado a la Causa de Dios y el hombre. Mas en sus esfuerzos de cumplir con este servicio, el Monitor reconoce agradecido la amonestación que nuestra Guía hace en las páginas 223 y 224 de The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, donde ella escribe: “A este tiempo el Amor divino y la sabiduría nos dicen: ¡Callad, y sabed que yo soy Dios!’ ¿Perciben o comprenden todos los Científicos Cristianos la importancia que encierra en este momento tal demanda, cuando la sabiduría humana es inadecuada para hacer frente a las exigencias del momento y cuando deberían esperar la lógica de los sucesos?
De modo que este periódico sabe que en su misión divinamente apoyada no debe buscar y aceptar ninguna otra dirección que no sea la que deriva de la eterna Mente única e infalible.
