Cuando por primera vez leí el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, me hallaba asociado con una firma que se dedicaba a la fabricación de drogas, teniendo yo diploma universitario de químico farmacéutico. Ciencia y Salud presentaba un método de curación que trastocaba todo aquello que yo había aprendido en los estudios de farmacia. A pesar de esta revocación tuve la impresión que daba una lógica y concluyente presentación de la Verdad y que sólo había un modo de probar su veracidad — a saber aplicando sus enseñanzas. A través de los veintiocho años que han trascurrido desde entonces he hallado que la Christian Science puede ser probada, pues sana cuando es aplicada correctamente.
Mrs. Eddy escribe (Ciencia y Salud, pág. 68): “Actualmente los mortales progresan despacio por el temor de parecer ridículos.” Ese temor fué una de las primeras cosas que tuve que afrontar, pues nuestros laboratorios se hallaban situados a pocas cuadras de la Iglesia Científica de Cristo a la cual había comenzado a asistir, y muchos de nuestros empleados habitaban en esa vecindad. El argumento que se me presentaba era que mi asociación con la Christian Science sería bien pronto descubierta y me vería puesto en ridículo y hasta quizás despedido. Asistí regularmente a esta iglesia durante los varios años que permanecí al servicio de esa firma farmacéutica sin ser jamás ridiculizado. Eventualmente fui guiado divinamente de un alto puesto en la industria de drogas a una posición similar en la industria de comestibles sin que mi sueldo sufriese reducción alguna.
Antes de interesarme por la Christian Science había sido examinado por una junta de médicos examinadores para el servicio en el extranjero de las fuerzas armadas. Esta junta verificó un previo diagnóstico que indicaba que sufría de una afección incurable al corazón. Después que hube comenzado el estudio de la Christian Science fui examinado nuevamente por un médico, esta vez en conección con un seguro de vida. Cuando terminó de examinarme el corazón observó con marcado énfasis: “Tiene usted un corazón completamente normal.” Esta curación se había efectuado como resultado del efecto general alterativo de la Verdad, sin que en realidad se hubiese hecho un trabajo específico al respecto.
Otra curación que también experimenté fué la del hábito de fumar. Al principio me sentí fastidiado a causa de las referencias halladas en Ciencia y Salud respecto al uso del tabaco rechazándolas por considerarlas como prejuicio de una anticuada mujer de Nueva Inglaterra. Más tarde llegó el momento en que estaba dispuesto a ser curado, si esto podía llevarse a cabo sin que yo tuviera que hacer de mi parte ningún esfuerzo consciente; naturalmente la curación no resultó. Entonces me puse firme contra el error armado de coraje moral, y con la ayuda de un practicista de la Christian Science la cura fué instantánea.
Después de alejarme del ramo de las drogas me uní a La Iglesia Madre y a una iglesia filial. Además tuve el privilegio de recibir instrucción facultativa de esta Ciencia. Estoy agradecido por las múltiples oportunidades que se me han presentado de participar en las actividades de una iglesia filial, incluso la de Primer Lector. También estoy muy agradecido que Mrs. Eddy se mantuvo firme en la Verdad contra las fuerzas del error capacitándola a dar a toda la humanidad las grandes verdades que ahora tenemos a mano a través de Ciencia y Salud y que cada uno puede probar por sí mismo. — Pittsburgo, Pensilvania, E.U.A.
