Mary Baker Eddy hace una profunda e importante contribución hacia la manera de vencer al mal por medio de su definición de “voluntad” en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 597). Parte de esta definición dice así: “La fuerza motriz del error; la creencia mortal; la fuerza animal. El poder y la sabiduría de Dios.” Creer que la voluntad es meramente un desagradable rasgo humano que causa que su poseedor imponga sus opiniones sobre los demás y trata de controlarlos, es limitar la habilidad propia de enfrentarse con el error.
La voluntad como “la fuerza motriz del error” es un error mucho más sutil y de raíces más profundas que la agresividad personal. La fuerza de voluntad mortal inspira cada átomo de acción en la supuesta mente mortal. Es el factor activo principal en la consciencia falsa. El poder creador falso es el que produce el concepto mortal del hombre como también sus pecados, sus enfermedades y su muerte. La fuerza de la voluntad mortal es el opuesto del “poder y la sabiduría de Dios” y en consecuencia es irreal. El probar que sólo hay una voluntad — la de Dios — es el objetivo en la práctica de la Christian Science.
El autor de un famoso discurso, al hablar del mal genio como un vicio que aun a veces muestran hasta los más virtuosos, describe al mal genio como “una burbuja ocasional que escapa a la superficie y que descubre algo de la podredumbre interior.” La podredumbre interior es, sin duda, la mente carnal no destruida. Y así las variadas formas de agresividad personal, que uno podría llamar fuerza de voluntad humana, son burbujas mentales, falsos impulsos del pensamiento, que delatan la más inicua y fundamental fuerza de voluntad mortal que se halla debajo de toda la supuesta existencia material.
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