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La presencia inmediata de la provisión

Del número de abril de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Biblia le dice enfáticamente al individuo que busca el sobreponerse a la falta de provisión y las limitaciones (Mateo 6:33): “Mas buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os serán dadas por añadidura.” La Christian Science añade confortadoramente (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 494): “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana.”

Mediante la revelación de Dios como el Amor divino, como el eterno Padre-Madre, por siempre afectuoso y tiernamente cuidando de Su perfecta idea espiritual, el hombre, la Christian Science hace práctico el pasaje de la Biblia mencionado anteriormente y nos muestra cómo experimentar vidas abundantes, plenas de loables propósitos.

Para Cristo Jesús, la provisión no fué jamás un problema insuperable. Ya fuere la demanda el alimento para las multitudes, el desayuno para los discípulos o el dinero para el recaudador de impuestos en Capernaum, la provisión se veía siempre instantánea y abundantemente manifestada. La Biblia no relata ninguna instancia en la que se haya tenido que esperar un cierto período de tiempo para que la provisión se manifestara en abundancia en la experiencia del Maestro Cristiano.

Muy al principio del ministerio de Jesús, el diablo, alias la mente mortal, tentó a Jesús a que aceptara la materia como la substancia. En el evangelio según Mateo se nos dice que después de cuarenta días y cuarenta noches de oración y ayuno en el desierto el Maestro “tuvo hambre” (4:2). No obstante, estando él alerta a las mesméricas sugestiones de la mente mortal, refutó instantáneamente la sugestión del diablo que mandara que las piedras se volviesen pan y la contradijo con la verdad inmortal (verso 4): “No de pan solamente vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Apartándose de la materia al Espíritu como la fuente de todo bien, Jesús de cierto buscó primero el reino de Dios, el Espíritu, y la justicia de Dios. Probó para la eternidad lo práctica que es la verdad tal como la expuso Mrs. Eddy en Miscellaneous Writings (pág. 307): “Dios os da Sus ideas espirituales y estas a su vez os dan provisión diaria.”

El primer paso a darse pues hacia una vida más abundante es el establecer claramente en la consciencia las realidades espirituales del ser. Debemos comprender y aceptar las verdades básicas de la Biblia y las de Ciencia y Salud que dicen que Dios es el Todo-en-todo, que El es todo bondad, y que el hombre es Su imagen y semejanza espiritual y que posee todo el bien que Dios otorga.

La Christian Science explica que en razón de que Dios, el Amor infinito, es el creador de todo lo que en realidad existe, tales cosas como la carencia o la limitación no existen. Ya que el hombre tiene sólo aquello que Dios imparte, aquello que aparece como carencia o limitación en realidad no es parte del hombre verdadero, la idea de Dios, pero es meramente una creencia falsa o mito acerca del hombre que desaparece cuando los hechos espirituales del ser son comprendidos y aceptados.

Cuando en la experiencia humana aparece la carencia, ¿no es acaso esto una indicación que debemos expresar más espiritualidad en nuestros pensamientos? La mente mortal sugiere que necesitamos más dinero, mejor ambiente o a lo mejor otro empleo. La Mente divina dice: “Justo donde estáis, vuestra verdadera y única necesidad es la de poseer más de la consciencia del Cristo, más de las ideas espirituales del Amor y la Verdad, más del discernimiento que ve al hombre como la imagen y semejanza de Dios y más de la comprensión espiritual que os capacita para amar a vuestro prójimo como a vosotros mismos.”

El alimento que Cristo Jesús suministró a las multitudes no provino de una despensa apilada de comestibles, ni el dinero para el recaudador de impuestos de una cuenta de banco. Sus provisiones fueron la evidencia de la manifestación espontánea de una consciencia del Amor, una consciencia tan llena de ideas espirituales de ilimitado bien y Verdad que la carencia de toda índole fué absolutamente excluida de su experiencia. Demos pues el primer paso. Aceptemos la totalidad de Dios y la perfección del hombre y regocijémonos en la afluencia de una consciencia de ideas espirituales.

Y si nuestra demostración de la abundancia se ve diferida, si nuestras vidas parecen carecer de la espontaneidad de la manifestación instantánea que caracteriza la consciencia del Cristo, examinémonos para ver si estamos dando el segundo paso vital. ¿Estamos en realidad practicando en nuestras obras diarias las verdades que profesamos haber aceptado en nuestra consciencia? ¿O debemos quizás seguir el ejemplo de la viuda de Sarepta y hacer prácticas estas verdades?

En I Reyes 17:9 se relata que Dios ordenó a esta viuda que diera sustento a Elías. Temerosa de que ella y su hijo morirían de hambre cuando el puñado de harina y el aceite en la alcuza se hubieran agotado, se sintió por un instante poco dispuesta a compartir su limitada provisión con el profeta. Luego se nos dice que Elías echó fuera su temor, y ella obedeció el mandato de Dios, dando primero al profeta.

¡Qué vistas de la Verdad se abrieron para ella! Los temores y las limitaciones de la mente mortal fueron echados fuera y la evidencia de la substancia espiritual se volcó abundante para hacer frente a la necesidad humana. El relato concluye diciendo (17:15, 16): “Y ella fué, e hizo conforme a la palabra de Elías; y comieron ella y él y el hijo, muchos días. Pues que la orza de harina no vino a menos, ni menguó la alcuza de aceite, conforme a la palabra que habló Jehová por conducto de Elías.” La abundancia espiritual había sido percibida en el pensamiento y probada en la vida diaria.

El retener jamás enriquece, y si la carencia parece persistir en nuestra experiencia, bien puede ser que nuestra verdadera necesidad sea la de percibir más del concepto cristiano del verdadero dar. ¿Contemplamos a nuestro vecino como en realidad el hijo de Dios? ¿Damos evidencia de nuestra comprensión de la substancia verdadera rindiendo a la Causa de la Christian Science el apoyo desinteresado y dedicado que caracterizaba la vida de Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino, y la de Mrs. Eddy, nuestra amada Guía? Pero sobre todo, ¿reflejamos en nuestra propia experiencia el amor infinito con que tan ricamente nos ha colmado Dios?

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