Deseo expresar mi gratitud por todos los beneficios que he recibido de mi estudio de la Christian Science. Por más de quince años había estado padeciendo de una enfermedad en ambas manos que me impedía trabajar. Varios doctores la diagnosticaron. Unos decían que era eczema, otros que era alergia. Yo había probado todos los sistemas curativos que conocía, pero sin obtener ningún alivio.
Un miércoles concurrí a una reunión de testimonios de una Iglesia Científica de Cristo invitado por una amiga Científica Cristiana. Desde esa noche he seguido asistiendo a los servicios religiosos, impresionado por el amor y el gozo expresados por los miembros de la iglesia. Me hallaba abatido y confundido a causa de la pérdida repentina de mi hijo. Pero cuando comencé a leer la Biblia y el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" por Mary Baker Eddy, desaparecieron mis males, incluso mi fatiga física y mental.
He tenido muchas otras demostraciones de la Verdad. Una de ellas ocurrió cuando trabajaba en un laboratorio. Una vasija de agua hirviendo se me derramó por todo el brazo y la mano. Inmediatamente declaré la perfección de Dios y el hombre, y mi curación fué instantánea. En ese mismo laboratorio me traspasé un dedo de una mano con un taladro enmohecido. Me decían que me aplicara alguna substancia curativa en el dedo, pero yo sabía que la única substancia capaz de curar era Dios. Pronto sanó mi dedo.
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