Somos José y Claudia y Teresa y Cristina y David y María.
Estamos aprendiendo acerca de Dios.
Estamos aprendiendo los Diez Mandamientos Éx. 20:3–17; que Dios le dio a Moisés hace mucho tiempo, y estamos aprendiendo cómo estos mandamientos nos ayudan a ser buenos y felices.
No sabemos todas las palabras de los Mandamientos, pero sabemos lo que quieren decir. Los estamos aprendiendo en la Escuela Dominical.
Los usamos todos los días.
Los decimos usando los dedos y las manos.
No tendrás dioses ajenos delante de mi.
Esto quiere decir que tenemos sólo un Dios. Él es del todo bueno.
Entonces no nos puede pasar nada que no sea bueno. Y nosotros somos buenos. Si algo nos pasa que no es bueno, sabemos que no viene de Dios y que no tenemos que experimentarlo. Un día, Teresa se cayó y se lastimó la rodilla. No le tenía que doler y no le dolió, porque ella sabía que no tenía que tener otros dioses excepto el único Dios. El Dios todo bueno.
Dejamos que nuestra mano diga este Primer Mandamiento levantando un dedo. Un Dios, todo bueno.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás.
Indicamos este segundo mandamiento haciendo la señal de alto con las manos.
Así como un policía parado delante de los automóviles detiene el tráfico.
En la televisión vemos toda clase de cosas y oímos a la gente hablar de enfermedades y de la muerte y cosas que no son buenas y que no vienen de Dios.
No tenemos que creerlas ni inclinarnos a ellas.
Les hacemos la señal de alto y las paramos rápidamente.
Un día, Claudia tenía lo que la televisión le llama “un resfriado común”. Ella no tenía que inclinarse al resfriado, ni seguir con él, ni parecer resfriada y no lo hizo así. Lo enfrentó y lo paró en seguida. Y entonces se sanó.
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.
Sabemos que no debemos usar el nombre de Dios cuando nos enojamos. Nos gusta decir el nombre de Dios con cariño. Sabemos que siempre que le pedimos a Dios que nos ayude, Él siempre lo hace. Siempre está con nosotros. Ponemos el dedo en los labios para indicar este tercer mandamiento porque sabemos que todo lo que decimos debe ser siempre bueno.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Indicamos el cuarto mandamiento extendiendo las manos con las palmas hacia arriba como si tuviéramos en ellas nuestros libros especiales: la Biblia y Ciencia y Salud.
Como muchas personas, pensamos en un día de la semana, el domingo, como el “día de reposo”. Pero como Científicos Cristianos también consideramos todos los días como días de reposo porque aprendemos acerca de Dios todos los días. Leemos nuestros libros que nos cuentan acerca de Dios y Cristo Jesús.
Sabemos que nuestra Guía, Mary Baker Eddy, leyó la Biblia por mucho tiempo y luego escribió Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Esto quiere decir que es una llave que nos abre el significado de la Biblia porque mucha gente no la entiende. Debido a que Mary Baker Eddy escribió este libro, cualquiera puede leer y entender mejor la Biblia.
Nuestros libros nos ayudan a estudiar acerca de Dios todos los días. Algún día podremos leer todo lo que hay en nuestros libros. Todos los días son días santos y días buenos.
Honra a tu padre y a tu madre.
El quinto mandamiento nos dice que amemos a Dios, nuestro Padre-Madre. También nos dice que nos acordemos de amar y obedecer a nuestros padres.
Indicamos este mandamiento cruzando los brazos como si estuviéramos abrazando a nuestros padres. Los abrazamos al salir de la Escuela Dominical y siempre que estamos con ellos.
Cristina quiere a su mamá y a su papá y trata siempre de hacer todo lo que está bien, aunque algunas veces no quiere hacerlo. Ella sabe que su verdadero Padre-Madre es Dios y que cuando ama y obedece a Dios, ella honra a sus padres también.
No matarás.
David le enseña a su gatito que no debe matar a los pajaritos.
Indicamos el sexto mandamiento cerrando las manos como si sostuviéramos, con mucho cuidado, a un pajarito.
Este mandamiento nos dice que no podemos estar contentos cuando matamos o lastimamos.
Y no permitimos que el enojo nos haga matar a personas o cosas. Y no nos pueden matar porque sabemos que Dios es nuestra Vida, así que vivimos por siempre.
No cometerás adulterio.
Este séptimo mandamiento quiere decir que entre esposos se hacen promesas que no se rompen. Cuando se casan prometen amarse y honrarse. Cuando alguno de los esposos sólo pretende mantener esta promesa pero en realidad se va con otra persona, se llama adulterio. No hay felicidad cuando rompemos promesas.
Nos acordamos de este mandamiento levantando el dedo donde va el anillo de casamiento.
Y no rompemos promesas hechas a Dios. Por sobre todo amamos y honramos a Dios.
No hurtarás.
No tomamos cosas que no nos pertenecen. Y tampoco nadie nos quita lo que nos pertenece.
Tenemos un solo Dios, y Él siempre nos da todo lo que necesitamos.
Indicamos este octavo mandamiento poniendo las manos como si estuviéramos dando algo a alguien.
En la pared de nuestra Escuela Dominical hay unas palabras de Ciencia y Salud que la Sra. Eddy nos dio: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana”.Ciencia y Salud, pág. 494;
Si vivimos como hijos del Amor divino, nuestras necesidades serán satisfechas. No necesitamos robar y no queremos robar.
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
No decimos nada malo de nadie. Y tampoco creemos cosas que no son verdaderas en cuanto a nadie. No decimos cosas como: “No lo quiero” o “Él es malo” o “Ella es fea” o “Él es cojo”, o cualquier otra cosa que nos haga pensar que alguien no es el hijo de Dios. Como todos tenemos un solo Padre-Madre, todos somos buenos y perfectos como nos hizo nuestro Padre.
José una vez pensó que su hermano menor era malo con él, pero él sabe que ningún hijo de Dios puede ser malo o quiere ser malo. Esto lo ayuda a ser más cariñoso y bondadoso.
Indicamos este noveno mandamiento dándole la mano a nuestro compañero.
No codiciarás.
Codiciar quiere decir desear algo que pertenece a otro. Este décimo mandamiento nos dice que sólo podemos ser felices con las cosas que sabemos que Dios nos ha dado. Y lo que Él nos da, siempre es suficiente y es realmente nuestro, así que no deseamos las cosas de los demás.
Cristo Jesús nos dice en la Biblia que nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de pedírselo. Ver Mateo 6:8. Así que podemos decir: “Gracias, Dios”, tal como lo hacemos cuando oramos silenciosamente. Indicamos este mandamiento cerrando las manos en señal de gratitud a Dios.