Hace alrededor de treinta años fui sanada de artritis, quistes ováricos, fuertes dolores de cabeza, desórdenes funcionales, y del hábito de fumar, simplemente leyendo Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.
Estas curaciones se efectuaron después que los médicos hicieron todo lo que pudieron por mí y dijeron que tendría que acostumbrarme al dolor de la artritis además de someterme nuevamente a una última operación para la extirpación de los quistes. No me operaron. Un año antes una amiga me había regalado un ejemplar del libro de texto, Ciencia y Salud, pero yo sólo lo había hojeado. Entonces mi amiga me dijo: “Ya probaste todo. ¿Por qué no pruebas la Ciencia Cristiana?”
Tuve una entrevista con una practicista, y nunca le estaré lo suficientemente agradecida por la forma práctica en que me presentó la Ciencia Cristiana. Me dijo que leyera Ciencia y Salud de principio a fin, que no me preocupara por lo que no entendía y que dejara de tomar medicamentos. No le pedí tratamiento porque no sabía que debía hacerlo. Volví a mi casa y empecé a leer; un día o dos después, mientras estaba leyendo, sentí algo indescriptible a través de mi cuerpo. No sentí más dolor; los desórdenes funcionales fueron corregidos y me di cuenta de que había sanado.
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