Un viernes anterior a la Pascua de Resurrección, junto con centenares de personas una joven salió trabajosamente de un auditorio colmado de personas. Acaba de asistir por primera vez a una inspirada conferencia de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.. El mensaje fue oportuno. El conferenciante manifestó su agradecido homenaje a Jesús y a su incomparable victoria sobre la burla, la malicia, la muerte y la tumba. Jesús era Maestro, a no dudarlo, en el restablecimiento de la esperanza jubilosa y de un sentido del Amor invencible, la Vida eterna y abundante.
La joven se detuvo cerca de la practicista de la Ciencia Cristiana que la había invitado a asistir a la conferencia, esperando que la concurrencia se dispersara. Profundamente conmovida, esta joven, que había tenido su primer contacto con la Ciencia Cristiana, tenía consciencia de un despertar espiritual y de una respuesta definida a la brillante promesa de la Pascua. Buscó palabras para describir mentalmente la tranquila inspiración y estímulo que sentía en su consciencia. “Me siento animada, consciente de la vida, agradecida por la vida abundante, más agradecida de lo que lo he estado nunca”.
En ese momento advirtió que un grupo de personas salía de una iglesia del otro lado de la calle. Sus rostros parecían sombríos y tristes. Algunos enjugaban las lágrimas de sus rostros. Una de estas personas cruzó la calle y se acercó a la practicista, de que era amiga.
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