Después de haber reconocido el significado de Melquisedec, rey de Salem, Abram tuvo la certeza de que las promesas que ya había recibido les serían confirmadas a él y a sus descendientes directos a pesar de las siguientes circunstancias: que todavía no tenía hijos y que su heredero, en aquella época, era su mayordomo Eliezer, oriundo de Damasco, la capital de Siria. Además se había dicho que Abram debía vencer el temor, porque Jehová sería su protección y su “galardón.
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