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[Original en alemán]

Las primeras palabras que se encuentran...

Del número de abril de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las primeras palabras que se encuentran en el Prefacio del libro de texto Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, se realizaron en mi experiencia de la manera más tangible: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”.

Cuando tuve mi primera curación en la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. hace ya más de treinta y cinco años, estas palabras me ayudaron a elevarme por encima de mi condición enfermiza. Dos médicos, sospechando una seria condición interna, ordenaron una operación inmediata o, de lo contrario, me daban sólo una hora más de vida. Los médicos llamaron una ambulancia y, en el hospital, se prepararon inmediatamente para hacerme una operación.

Como en cierta ocasión yo había sabido de una curación efectuada mediante la Ciencia Cristiana, pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que me diera tratamiento. Como ella no estaba en la casa fue informada del caso indirectamente. Entonces ella le pidió a un conocido de ella que me diera el pasaje del libro de texto de la Ciencia Cristiana ya mencionado. Esta declaración me dio tal confianza en Dios que cuando llegué al hospital estaba bien. Los médicos que estaban esperando en la puerta no podían dar crédito a sus ojos cuando me vieron sentada en la camilla, riéndome. Diez minutos antes estaba yerta y exánime, pero ahora me había vuelto el color a las mejillas.

No me operaron, pero tuve que someterme a un minucioso examen, ya que consideraron la posibilidad de que tuviera piedras en los riñones, pero no pudieron encontrar nada. Yo estaba bien. Fui sanada por medio de la Ciencia Cristiana. Así que esta experiencia resultó para mí llena “de bendiciones”. Elevó de tal manera mi pensamiento que hubiera querido gritar de alegría. Nada me hubiera gustado más que decirle a toda persona enferma: “¡Venid para que seais sanados de esta manera!”

Desde entonces empecé a asistir regularmente a los servicios religiosos de un grupo de Científicos Cristianos, ya que no había ninguna iglesia filial en la comunidad, y a leer la Lección-Sermón todos los días. Durante la guerra, el estudio de esta Lección bíblica semanal, que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, me infundió mucho valor y confianza en Dios. No sentí temor de los bombardeos, y como resultado mis vecinos se reunían en mi hogar durante las señales de alarma.

Fui sanada de un tumor en el abdomen que amenazaba hacerme desangrar hasta morir. Solicité la ayuda de una practicista y recibí tratamiento únicamente de la Ciencia Cristiana. Leí un bonito testimonio de curación en el que una madre hizo volver la vida a su hijo con las palabras: “Di que Dios es tu Vida”. Entonces me vino claramente el pensamiento de que la sangre no constituye la vida: Dios es Vida. Mi esposo también pudo afirmar conmigo la verdad del ser, sin temor. Aunque mi cuerpo, al tocarlo y verlo, había parecido estar como muerto, pude levantarme a la mañana siguiente. La inflamación y la hemorragia fueron sanadas y no han vuelto a ocurrir. Ningún otro tratamiento fue dado para la inflamación o la hemorragia.

Otra experiencia fue en relación a un préstamo que obtuve en una semana, lo que nos hizo posible obtener un apartamento para celebrar nuestros cultos. Como se trataba de una gran suma de dinero, yo sabía que esto no podía ser posible sin la ayuda de Dios; pero al mismo tiempo sabía que, en las palabras de Jesús (Mateo 19:26): “Para Dios todo es posible”. Al orar sobre esto pensé en una dirección de la que no me hubiera acordado sin inspiración. Enseguida envié una carta de entrega inmediata a la dirección, y en respuesta recibí otra carta de entrega inmediata especificando que el dinero estaba listo para ser entregado. El dinero lo habían recibido el mismo día en que llegó mi carta.

Quiero agradecer a nuestro Padre-Madre Dios por todas estas curaciones y bendiciones y por guiarme a la Ciencia Cristiana. Estoy agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre, por instrucción en clase Primaria, y por las complacientes practicistas que me han ayudado en mi progreso, de manera que ahora yo misma tengo el privilegio de trabajar en la viña de Dios. Estoy especialmente agradecida por el Maestro, Cristo Jesús, y por nuestra querida Guía, la Sra. Eddy.


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