Cuando yo era una adolescente, una querida amiga puso en mis manos un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia Cristiana diciendo: “He aquí una religión que lleva a cabo curaciones como en el tiempo de Jesús”.
No dudé de la veracidad de los testimonios que leí y en seguida me convencí que ésta era la religión que yo necesitaba.
Poco después al poner a prueba este método de curación, pude sanarme en veinte minutos de un agudo ataque de amigdalitis. Esta curación me alentó a aplicar lo que comprendía de la Ciencia Cristiana para resolver otras dificultades tales como problemas de provisión y de vivienda.
Otra de las primeras demostraciones fue la de encontrar el compañero compatible. El día mismo en que me sentí dispuesta a abandonar todo plan y toda voluntad humana, y reconocer que si dejaba que se hiciera la voluntad de Dios sólo el bien me vendría, conocí a la persona que más tarde sería mi esposo. Él también comenzó el estudio de la Ciencia Cristiana, y al compartir nuestros puntos de vista religiosos ha traído armonía y gran felicidad a nuestra familia.
Muchas son las curaciones que hemos tenido en nuestro hogar, una de las cuales recuerdo en especial. En la época en que estaba como prisionera de guerra en un campamento para civiles en Francia, me salió un tumor en una de las axilas. No deseando informar a la autoridad médica, hice lo posible por ocultar la condición lo mejor que pude. No obstante, cuando el dolor se hizo casi insoportable, mi esposo finalmente fue a la oficina del oficial de comunicaciones para obtener permiso para enviar un telegrama a una practicista de la Ciencia Cristiana en París. El oficial de turno, que sabía acerca de la Ciencia Cristiana por una curación ocurrida en su familia, se encargó de enviarlo a pesar de que no era permitido.
Casi en seguida recibí alivio. Como si me las hubieran dicho personalmente, las siguientes palabras de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 167), me vinieron al pensamiento: “Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación”. Para aliviar el ardiente dolor, me había aplicado de tiempo en tiempo compresas frías. Esto lo descontinué de inmediato. A los dos días la hinchazón, que había sido considerable desapareció por completo. Había sanado.
La misma practicista me ayudó cuando quedé encinta durante el último año de permanencia en el campo de concentración. Durante ese período me sentí libre de las creencias existentes y el nacimiento fue rápido y armonioso.
Entre mis más preciadas bendiciones considero la de haber recibido instrucción en clase de la Ciencia Cristiana y la de poder asistir a las reuniones anuales de mi asociación, asimismo, por tomar parte activa en una iglesia filial de la cual he sido miembro durante muchos años.
Tuve el privilegio de servir como Primer Lector. Durante ese tiempo en tres ocasiones me vi enfrentada por una dolorosa dificultad física. Estoy muy agradecida al fiel practicista que me dio su apoyo durante estas pruebas. Por mi parte tuve que hacer un profundo examen de conciencia. La dificultad no fue diagnosticada pero fui sanada permanentemente cuando rectifiqué en mi pensamiento un falso sentido de responsabilidad. Nadie se dio cuenta de la condición física y no falté a ningún servicio por razones de salud.
La Ciencia Cristiana ha sido de gran ayuda en la crianza de nuestro niño. Las tales llamadas enfermedades infantiles fueron rápidamente sanadas con sólo la ayuda del tratamiento por medio de esta Ciencia.
Cuán agradecida me siento por las publicaciones de la Ciencia Cristiana que contienen la sección de testimonios. Éstos han sido para mí una fuente de constante inspiración, aliento y consuelo.
He sido ricamente bendecida por la sabia provisión de la Sra. Eddy, quien estableció las publicaciones como los misioneros de la Ciencia Cristiana, los que a su vez me han guiado a un estudio más profundo de esta maravillosa religión.
París, Francia
Yo también me siento muy agradecido por todos los beneficios que se han manifestado en mi vida desde que comencé el estudio de esta religión poco después de nuestro matrimonio. Estoy especialmente agradecido por la tremenda obra llevada a cabo por la Sra. Eddy a pesar de la tenaz oposición que tuvo que enfrentar.