¿Qué hago yo enseñando en la Escuela Dominical?
Esta pregunta me vino de repente un domingo de mañana cuando me dirigía a mi clase. No fue el momento más oportuno, pero se presentó. Y persistía. Parecía absurda, pero las preguntas absurdas son a menudo correctas, de modo que empecé a pensar en las razones.
En primer lugar, me sentía profundamente agradecido por la Ciencia Cristiana. Me había despertado a la realidad de mi identidad espiritual verdadera. En segundo lugar, deseaba compartir las buenas nuevas de la realidad espiritual en cualquier parte que me fuera posible, y la Escuela Dominical era un lugar donde hacerlo. Tercero, las verdades específicas de la Lección-Sermón de esa semana serían directamente útiles para la vida y el trabajo de los estudiantes universitarios a quienes yo enseñaba, y juntos las discutiríamos y las relacionaríamos.
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