La Biblia revela que Dios, el Espíritu, creó al hombre a Su propia imagen y semejanza. Puesto que Dios es su creador, su Padre- Madre, el hombre no es material. Es espiritual y por siempre inseparable de la fuente de su eterno ser. Nunca vive aparte de Dios.
La consciencia del hombre verdadero refleja la pureza e inteligencia de Dios, la Mente divina. Este hombre verdadero sólo conoce la luz siempre resplandeciente de la sabiduría infinita, esa luz de la cual la Biblia dice: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él”. 1 Juan 1:5;
Esta luz de la inteligencia divina está siempre presente. Está en todo el universo. Por lo tanto, como ideas de Dios somos, como dice Pablo, “hijo de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas”. 1 Tesal. 5:5; Nuestro verdadero propósito es expresar la gloria de nuestro creador, y Su gloria no decae y es eterna.
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