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Un libro para ser “comido”

Del número de enero de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


No hubo estudiante del libro de texto de la Ciencia Cristiana más concienzudo que su autora, Mary Baker Eddy. Personas que la conocían bien, dicen que lo leía constantemente con profunda atención. Esto no era un síntoma de adulación personal. En una oportunidad escribió acerca de su libro: “No fui yo, sino el poder divino de la Verdad y el Amor, infinitamente superior a mí, que dictó ‘Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras’. Desde que lo escribí, he continuado aprendiendo el significado más elevado de este libro”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 114;

Estudiando por largas horas la Biblia y anhelando comprender por medio de la oración todo el sentido espiritual de la vida y de las enseñanzas de Cristo Jesús, alcanzó elevadas alturas de inspiración y comprensión. A medida que vislumbraba la revelación de la ley de armonía que procede de Dios, vio con gozo que esta comprensión de la Verdad y Amor divinos la equipaban con poder espiritual para sanar, y humildemente expuso el descubrimiento en su libro. Hecho esto, no descansó, mas trató de lograr una comprensión práctica de estas verdades de la realidad espiritual en un grado cada vez más amplio. Mediante continuas revisiones del libro de texto, ella se esmeró por hacer que su descubrimiento fuese más fácilmente comprensible a los estudiantes, de manera que todo el mundo pudiera beneficiarse con este poder regenerador.

En el libro del Apocalipsis, San Juan relata la visión que él tuvo en la cual vio “descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube... Tenía en su mano un librito abierto”. Mientras miraba, escuchó una voz del cielo que le decía que tomara el librito de la mano del ángel. Entonces el ángel le indicó: “Toma, y cómelo”. Apoc. 10:1, 2, 9;

La relación metafórica que hay entre el librito abierto de la visión de San Juan y el libro de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, se evidencia más y más para quienes estudian ávidamente esta moderna, clara y sanadora declaración acerca de Dios y de Su creación. Encuentran que al estudiar así se llenan de inspiración, su consciencia se ilumina, su vida se torna más radiante, muchos enfermos sanan, los pobres se colman de beneficios, y el futuro, así como el presente, parece lleno de esperanzas y promesas.

Así como el ángel exhortó a San Juan a que tomara el libro, la Sra. Eddy exhorta a la gente del mundo moderno: “Mortales, obedeced al mensajero celestial. Tomad la Ciencia divina. Leed este libro desde el comienzo hasta el fin. Estudiadlo, meditadlo”.Ciencia y Salud, pág. 559.

Ciencia y Salud no es un libro muy extenso — sin contar los testimonios de curaciones al final, contiene unas seiscientas páginas aproximadamente — pero ofrece las soluciones para todos los problemas de la mente humana y su estado subjetivo, la carne. En su revelación cuidadosamente presentada de la belleza y armonía divinas, lleva al lector sistemáticamente por el sendero de la sabiduría que conduce a una clara visión de la realidad espiritual. Explica cómo la Verdad divina, entendida, actúa primero sobre la mente humana, purificándola y elevándola, y luego sobre el cuerpo, sanándolo. Desenmascara todas las formas del mal como una falsa pretensión de que existe un poder aparte de Dios, o el bien, y muestra cómo, mediante el Cristo, o la idea verdadera, uno puede triunfar sobre el mal y destruir la enfermedad.

Cada página, cada párrafo y frase, es importante. Para obtener el mayor beneficio debe leerse todo el libro “desde el comienzo hasta el fin”. Debemos estudiarlo y reflexionar sobre él no solamente una, sino muchas veces, para poder discernir y comprender su poderoso mensaje sanador. Miles pueden decir por experiencia que el esfuerzo por obedecer “al mensajero celestial” es recompensado abundantemente. Tal es así, que después de leer el libro una vez, algunos empiezan inmediatamente a leerlo de nuevo desde el principio para “comerlo”, y apenas pueden dejarlo. Otros han adoptado la costumbre de leer el libro cada año, desde el comienzo hasta el fin, una o dos veces, o aun más, y han encontrado que se puede leer en menos de diez meses leyendo dos páginas por día, o en un mes, leyendo veinte por día.

Cualquiera que fuere el método de estudio que cada uno elija como el más conveniente para sí mismo, la experiencia demuestra que se requiere autodisciplina, dedicación y perseverancia para llevar a cabo el proyecto de leer el libro desde el comienzo hasta el fin y meditar sobre su mensaje. Puede que se presenten obstáculos de limitación como falta de tiempo, de oportunidad, de habilidad y de capacidad para comprender una sola idea a la vez. Aun el argumento de que es mejor obtener una comprensión profunda de una frase y no leer muchas páginas superficialmente — si bien esto es cierto — puede privarnos de obedecer el mandato angelical. Pero siempre hay tiempo y oportunidad para hacer lo debido. Dios, la Mente infinita, no pone delante de Su semejanza, el hombre, la alternativa de comprender muchas ideas superficialmente o sólo unas pocas profundamente.

Si un lector se esfuerza en obedecer el llamado de leer Ciencia y Salud desde el comienzo hasta el fin, encontrará en seguida que las sugestiones de la limitación mortal se desvanecerán en el influjo de inspiración que le traerá este ejercicio. La revelación de la Verdad en este libro, cuando es leído en su totalidad, revela y demuestra el orden sereno, la belleza y armonía del universo de Dios, y la perfección del hombre verdadero, hecho a la imagen del Amor divino, omnipotente y omnipresente. Todo el proyecto está lleno de gozo. A la obediencia sigue la sanación.

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