Hace más de cuarenta años me regalaron un ejemplar del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. En ese entonces vivía una vida libre de preocupaciones. Tenía bastante dinero, un buen negocio, y buena salud. Me había alejado de toda iglesia y la religión rara vez ocupaba mis pensamientos. Poco después de terminar mis estudios escolares había llegado a la conclusión de que había poca o ninguna relación entre lo que acontecía en las iglesias a las que había asistido y lo que yo sabía de las enseñanzas de Cristo Jesús, con excepción de las enseñanzas morales concernientes a nuestras relaciones con otra gente.
Aunque rápidamente me di cuenta de que la Ciencia Cristiana era lo que Jesús practicó y dijo que todos debían practicar, no veía cuánto la necesitaba yo. Estaba satisfecho conmigo mismo, era egoísta, arrogante, y malhumorado. Sin embargo, comencé a leer la Lección- Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, e irregularmente asistí a los cultos religiosos de la Ciencia Cristiana durante muchos años.
Luego estalló la Segunda Guerra Mundial, lo que significó para mí cinco años en servicio activo y separado de mi familia. Durante este período estudiaba la Biblia y Ciencia y Salud regularmente y comencé a orar en forma científica para toda la humanidad. Estuve protegido de peligros y enfermedades; pero sobre todo, la Ciencia Cristiana me liberó casi completamente del temor por mí mismo y por mi familia a pesar de que estábamos separados, y yo en alta mar expuesto al ataque de submarinos enemigos.
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