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[Original en portugués]

La determinación del comité de metas de mi...

Del número de enero de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La determinación del comité de metas de mi iglesia filial de realizar trabajo de oración específico sobre sus finanzas, me impulsa a escribir este testimonio en agradecimiento por la provisión que he recibido de Dios en la Ciencia Cristiana.

Después del fallecimiento de mi esposo el mundo se convirtió en un lugar extraño para mí. Sentía una gran soledad. Tenía cinco hijas, de las cuales sólo la mayor se había graduado y la menor tenía sólo doce años de edad. Comencé a preguntarme cómo iba a ser capaz de hacer frente a tan grandes responsabilidades. ¿Qué debía hacer? ¿Dónde debía comenzar? Me sentía como si fuera Atlas, cargando el mundo sobre mis hombros.

Naturalmente, comencé a orar, y basé mis pensamientos en estas palabras de la interpretación espiritual del Padrenuestro que se encuentran en el libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 17): “Y el Amor se refleja en amor”. Ésta es la interpretación de: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. También estudié las palabras del Salmo 23: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”.

Inmediatamente supe que miembros de mi familia se habían unido para ofrecerme ayuda por un tiempo indeterminado. Al principio acepté, y estaba muy agradecida, pues esto me daba una cierta paz mental hasta que me orientase. Pero para mi sorpresa y la de mis familiares, a los tres meses ya no necesité más ayuda financiera. Un matrimonio amigo nuestro eran los propietarios del departamento donde vivíamos y categóricamente se rehusaron a cobrarnos el alquiler por cinco años. Para entonces, mis hijas serían lo suficientemente grandes para colaborar en el mantenimiento del hogar. Al término de esos años, pudimos comprar el departamento.

Estoy profundamente agradecida por la generosidad de estos amigos, por la provisión que recibí de otras maneras, y por esta demostración del Amor divino. Encontré muchas manos dispuestas a ayudar, reflejando y demostrando que “el Amor se refleja en amor”. Dios es verdaderamente nuestro Pastor, y “nada [nos] faltará” si lo reconocemos en cada hora de nuestra vida diaria. Para mí esto confirma las palabras de Cristo Jesús (Mateo 6:31, 33): “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?. .. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.


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