El tratamiento en la Ciencia Cristiana no consiste en querer que una persona enferma esté bien. Consiste en saber que la voluntad de Dios, el bien infinito, siempre se está llevando a cabo y que, por lo tanto, no hay, en realidad, enfermedad ni dolencia ni nadie que necesite de curación. Únicamente existe Dios, el bien, y Su perfecta manifestación.
Dios es Principio divino, perfecto, inmortal, la Mente inmutable, el creador del universo verdadero y espiritual, incluso el hombre. El universo de Dios no puede cambiar del bien al mal. Su voluntad es ley divina.
La voluntad de Dios es que Su idea, el hombre, manifieste invariablemente inteligencia y la consciencia verdadera que asegura salud perfecta. Su voluntad es que el hombre individual sea invariablemente completo, saludable, progresivo, brillantemente talentoso.
Es la voluntad de Dios que el hombre sea indestructible, armonioso, que siempre tenga vida, que sea activo, que exprese constantemente vitalidad y utilidad. Su voluntad es que el hombre sea espiritual, el reflejo invariable invariable del Alma, gentil, tierno, perpetuamente próspero, hermoso.
De acuerdo con la voluntad de Dios, la naturaleza verdadera del paciente es perfecta. Es desde esta base que uno puede empezar a negar la realidad de las condiciones humanas discordantes y destruir la evidencia de su presencia.
Cristo Jesús aconsejó a sus discípulos que oraran así: “Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, Mateo 6:10 (según Versión Moderna); y por medio de esta oración sanaba a los enfermos.
La Sra. Eddy interpreta el significado espiritual de esta oración así: “Capacítanos para saber que — así en la tierra como en el cielo — Dios es omnipotente, supremo”.Ciencia y Salud, pág. 17.
Hoy en día, también nosotros podemos sanar a los enfermos al comprender que Dios, el Amor divino, es omnipotente. Su perfecta voluntad para con el paciente siempre se está llevando a cabo. En verdad, el paciente es la expresión del Amor, está abrazado por el Amor. Está siempre consciente de su identidad perfecta como idea de Dios. De acuerdo con la voluntad suprema de Dios nunca ha estado enfermo. Está invariablemente bien.