¿De qué se trata la Ciencia Cristiana?
De acuerdo con las palabras y las obras de Cristo Jesús, el tema principal de esta Ciencia tiene que ver con la naturaleza de Dios y la de Su universo; la Ciencia se ocupa de la Mente, Dios, como causa, y de los efectos de la Mente. La Ciencia Cristiana revela las leyes de Dios, demostrándolas por medio de obras sanadoras, comprobando que lo que comúnmente se denomina milagros es en realidad el cumplimiento de la ley espiritual — las señales que acompañan al cristianismo demostrado.
Dios es el único creador del hombre, el Principio de todo lo que existe. El hombre es la imagen perfecta de Dios — Su idea, que coexiste con Él, derivando de su fuente divina desarrollo, salud, libertad y amor ilimitados. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: “En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia. Su origen no se halla, como el de los mortales, en el instinto animal, ni pasa él por condiciones materiales antes de alcanzar la inteligencia. El Espíritu es la fuente primitiva y última de su ser; Dios es su Padre, y la Vida es la ley de su existencia”.Ciencia y Salud, pág. 63;
El Científico Cristiano reconoce diariamente estas verdades. Su propósito es poner el pensamiento humano en armonía con el Principio divino, el Amor, reconociendo que la naturaleza del hombre es la expresión directa de la naturaleza de Dios. Esto, al mismo tiempo, impone la necesidad de rechazar mentalmente todo lo que no provenga de Dios, de la única causa.
En nuestra oración o razonamiento metafísico tenemos que partir de lo absoluto, sabiendo que Dios es Todo-en-todo. Él es Vida, Verdad, Amor, Espíritu, Mente, Alma; Él es Principio, y, en realidad, somos Su reflejo. Somos las imágenes espirituales de Dios; por consiguiente, no podemos reflejar nada inferior a Él. Por esto rechazamos los problemas al comprender que no son parte de nuestro ser verdadero. Al desechar las creencias de apatía, soledad, enfermedad, muerte, dejamos nuestro pensamiento abierto a las verdades sanadoras. Llenamos la consciencia con la perfección de Dios y, por ende, con la perfección del hombre.
El hombre siempre refleja las cualidades de Dios y podemos saber esto en todo momento y en toda circunstancia. Ésta es la verdad acerca de nosotros, y debemos reconocerla extendiendo nuestro pensamiento purificado para abarcar a la humanidad. Toda discordancia se genera en la mente mortal falsa; si cambiamos nuestro pensamiento, el resultado inmediato es un cambio en la situación o en el cuerpo.
Tanto el estudiante nuevo como el de experiencia puede complementar esta expansión y purificación del pensamiento al familiarizarse con la literatura autorizada de la Ciencia Cristiana. El factor importante es la búsqueda constante de un conocimiento más profundo de la naturaleza de Dios y del hombre. En determinado momento, el estudiante, por lo general, considera tomar instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana con un maestro autorizado. Luego de haber dado este paso, el estudiante sabe, con más claridad que antes, que la práctica de esta Ciencia consiste en comprender la perfección de Dios y de Su reino de ideas espirituales. Esta comprensión anula la creencia en aflicciones humanas.
Puede describirse el tratamiento por la Ciencia Cristiana como la oración que elimina de la consciencia humana los obstáculos que no nos dejan ver la presencia y la actividad de la Mente divina. Este tratamiento no puede medirse en términos de tiempo. Lo que sana es la Mente eterna y la duración del tratamiento depende del momento en que la mente humana cede a la Mente.
Disminuimos las posibilidades de nuestro éxito en la curación si pensamos en los demás, ya sean personas o gobiernos, como fracasados, pues con pensamientos tales estaríamos proyectando una sombra en nuestra consciencia, la que debiera permanecer siempre iluminada. La Sra. Eddy escribe en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea): “Una profunda sinceridad asegura el éxito, porque Dios se encarga de ello”.Miscellany, pág. 203;
El verdadero trabajo metafísico, según lo enseña la Ciencia Cristiana, reconoce que el hombre está gobernado eternamente por Dios, la Mente divina. Reconoce que la ley del Principio siempre está en acción, mientras que niega la ignorancia o el fracaso, sustituyéndolos con la sabiduría, la inteligencia y el entendimiento.
La superabundancia que Dios da de todo el bien nos capacita — aun cuando seamos estudiantes nuevos — a vivir lo que entendemos de la Ciencia Cristiana. En la Biblia encontramos estas alentadoras palabras: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”. 1 Tim. 4:12; En su libro Pulpit and Press (Púlpito y Prensa) la Sra. Eddy nos dice: “Sabed, entonces, que poseéis poder soberano para pensar y actuar correctamente, y que nada puede privaros de esta herencia e infringir el Amor”.Pul., pág. 3.